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miércoles, 13 de agosto de 2014

Julián Marías: El mayor error moral del s. XX ha sido ha sido la aceptación social del aborto.



    En el marco del centenario del nacimiento de Julián Marías presentamos este artículo, en que exponemos su pensamiento sobre el aborto y las ideas y acontecimientos que le condujeron a posicionarse públicamente a favor de la vida.
   Nadie puede permanecer indiferente ante las cosas. La filosofía de Marías es incompatible con el quietismo. Al hombre en general, le interesan las cosas porque está completamente arraigado en la Historia. Pero a los cristianos, nos afecta en particular, porque se nos ha rebelado que hay Vida después de la vida. La resurrección nos refiere la importancia de las cosas. Para el cristiano todo adquiere una importancia extraordinaria – decía en una entrevista- Si no tuviera tanta importancia esta vida nuestra, como proyecto, ¿no podría habernos colocado directamente Dios en la otra, en la perdurable?”.
    Como decía un santo coetáneo de Marías, el fundador del Opus Dei, la resurrección y el Cielo son la respuesta elocuente - no hacen falta más palabras- a la pregunta sobre el valor de las cosas y de las personas. 
    Este afán por conocer todo, le llevó a la Ciencia.
Jérôme Lejeune, médico parisino que descubrió
la etiología cromosómica del síndrome de Down.
    Por ello, mostró también curiosidad por lo científico. Para estudiar el aborto se asoció con el médico Jérôme Lejeune, uno de los padres de la genética moderna,  cuya colaboración fecunda se ha reflejado en el libro de Enrique González, Dejar vivir (Ed. Rialp, 2013).
El mayor error moral del siglo XX ha sido la aceptación social del aborto.
    Marías pronunció diversas conferencias sobre el aborto. Una fue particularmente emblemática. Se realizó en 1983 en la Universidad de Salamanca, con una asistencia multitudinaria y con repercusión también en los medios (ABC, Cuenta y Razón).
   Marías dice que respecto al aborto, se ha de separar la razón de las creencias religiosas, para alcanzar una solución universal. El enfoque religioso-cristiano es válido para los católicos, pero no exportable a los no creyentes. El punto de vista científico-biológico, sólo será vinculante a los que profesan la Ciencia como si fuera una Fe, a los cientifistas. Es necesario pues, construir un planteamiento antropológico que se fundamente en “ideas elementales”:
   1. El niño que va a nacer responde a las dicciones “quién”, “alguien”, porque es una persona. No le corresponde “qué”, “algo”. No es una cosa, es una persona.
    2. El niño por nacer es una realidad que irrumpe como novedad. Distinto a su padre y a su madre. No es parte de esta última, sino que el cuerpo del niño está alojado en la realidad corporal de la madre.
   3. El niño no nacido es una realidad viniente, un proyecto inacabado, una trama hacia su desenlace, como lo es cualquier otro ser humano, también el adulto. Y llegará, si no lo matamos por el camino.

   No expresaba que el aborto fuera algo malo en cuanto crimen, o  pecado. De hecho, sabía que descalificar el aborto como inmoral o ilegal, es tan poco como insinuar que son malos el homicidio, el asesinato o el infanticidio. Decía Julían Marías que la "monstruosidad" del s. xx había sido, respecto al aborto, su aceptación social.

domingo, 10 de agosto de 2014

Julián Marías: Filosofía para prepararnos los grandes debates.

  
Julián Marías en abril de 2012.
LAS APORTACIONES DE JULIÁN MARÍAS AL CONCEPTO DE PERSONA
   Dentro de este centenario del nacimiento del filósofo Julián Marías, presentamos este artículo sobre un punto particular de su pensamiento. Una de las grandes aportaciones de Julián Marías se sitúa en el “concepto de persona”.
   Perder se llaman las guerras.
   Durante tres años, los estudios en las Universidades habían quedado suspendidos. Para recuperar el tiempo perdido, los aprobados estaban siendo generosos. Pero hoy un joven iba a ver muy de cerca que perder es la condición de la guerra. ¿Por qué aquella iba a ser diferente?.
   La mañana en que empieza nuestra historia, en el Salón de Actos de la Complutense, cinco hombres aguardaban para examinar las tesis doctorales.
   - ¿Quién es el siguiente?
   - Julíán Marías.
   El estudiante comenzó la defensa de la tesis, mientras los miembros del Tribunal parecían muy interesados en su exposición. A su término, el bedel ordenó dejar libre el salón para la deliberación.
   - ¿Cuál es su pasado?
   - Un excelente expediente académico.
   - No. Su pasado político.
   - Pacifista. Es decir, un rojo. Por supuesto, está suspendido.
   - Además, no menciona la Escolástica. Es seguidor del vitalismo de Ortega y Gasset.
   - En esta Facultad, hay que ser escolástico. 
   El más pequeño y de gesto más riguroso, que estaba sentado en una esquina, musitó:
   - La Escolástica puso buenos andamios, pero no terminó la casa. El concepto de persona, por ejemplo. Boecio, Ricardo de San Víctor o Duns Escoto ... no pudieron solucionar algunas cuestiones ... ¿porqué una persona se sabe diferente a  otra? o ¿por qué se relacionan?. 
   - Además, los propios comentaristas de Santo Tomás reconocieron no haber alcanzado esas respuestas. Se necesita una visión dinámica.
    El Presidente concluyó. - Es igual la Escolástica o la que sea. Pero esta nación necesita de  doctrina única.

   El bedel dio permiso para entrar. El Presidente tomó la iniciativa, diciendo "NO APTO". Con voz más baja, continuó "por acuerdo unánime" y miró de reojo al hombre pequeño de la esquina. Este examinaba mientras tanto el ciclostil que les habían facilitado, en el que había intercalado documentos propios para adelantar trabajo.
   Entre el el público, una joven, se secaba la nariz y los ojos, con el puño desabrochado de la camisa, como el niño que reprime ante sus hermanitos el sollozo. Recompuesta, se acercó al estudiante y le dijo:
   - Julián, saldremos de España. 
   La incompleta noción de persona que disponían en la generación de J. Marías.
   El antiguo concepto estaba formulado precisamente por los autores de la Escolástica. Para desarrollarlo, habían utilizado enunciados de la Metafísica griega. Es decir, lo que consideramos persona dependería de las distintas posibilidades del ser. La definición así formulada resultaba estática e incompleta, pues dejaba sin respuesta algunas preguntas.
   La Ciencia avanzaba a gran velocidad y los grandes debates morales estaban preparándose. El reto consistía en que aquel concepto fuera desarrollado desde otros enfoques y disciplinas. Se necesitaba algún intelectual brillante que recogiera el guante. 
   Regreso a España.
   Nuestra historia prosigue en Madrid, en el aeropuerto de Barajas. Del avión, descendía un joven matrimonio. El hombre, detrás de sus enormes gafas, se mostraba emocionado al volver a pisar aquel suelo. Volvían de Estados Unidos, donde él había impartido clases y conferencias de Filosofía, haciéndose con un gran prestigio .
   La persona es proyecto de vida al amor.
   Julián Marías sostenía en esas clases magistrales un enfoque vitalista. La persona se proyecta hacia el futuro, haciéndolo, para amar. 
   No busquemos los muertos en los cementerios. Los procesos químicos que descomponen el cuerpo no son la terminación de la persona, mientras esta camina al Amor. Sólo mata la falta de amor. “En la medida en que se ama, - dice- se necesita seguir viviendo...”. Y luego resucita para continuar amando, o dicho con sus palabras “ o volver a vivir después de la muerte, para seguir amando”.
   La persona es, por tanto, un proyecto de vida en camino hacia el Amor.
   La intuición de nuestros abuelos ya consideraba el aborto como una monstruosidad. Pero la intuición no bastaba, pues los avances de la Ciencia hacían necesarios argumentos mejor fundamentados. Las aportaciones de Julián Marías al concepto de persona sería un buen instrumento en las terribles controversias sociales que se avecinaban.