viernes, 30 de octubre de 2015

Los caminos de la literatura hacia Dios


Gabriel Magalhães
Novelista
Gabriel Magalhães es profesor y novelista - "Soy un agente doble", se define con humor. Es autor de dos ensayos "Los secretos de Portugal” (2012) y "Cómo Sobrevivir a Portugal" (2014). Ha escrito unas reflexiones sobre el Evangelio, tituladas “Espelho Meu” (2013). Colabora con La Vanguardia. Está casado y es padre.
 Con ocasión de la inauguración del curso en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona, el pasado 28 de octubre, Magalhães pronunció la lección titulada "Los caminos de la literatura hacia Dios".
  Este puente de comunicación entre la literatura y la religión desgraciadamente está roto en la actualidad. Pero alguna vez este puente se levantó. Esto lo vamos a comprobar en dos puntos específicos del campo literario: el de la ficción narrativa y el del artificio literario, esto es, la metáfora.
 ¿Qué tiene que ver la ficción con la creencia cristiana?
 Dice un refrán portugués que los cristianos huimos de la ficción como el diablo de la cruz. Tememos que puntos claves de nuestra Fe, como la Encarnación de Dios en Jesús o la concepción virginal de María, se tomen como cuentos chinos.
 La obra religiosa escrita exigimos que sea veraz. Pero no sucede lo mismo en las artes plásticas. Pondremos algunos ejemplos. Así desconocemos cómo era la Virgen, pero aceptamos que Rafael nos la retrate en sus Madonas de suave seda espiritual. O le concedemos a Miguel Ángel el privilegio de que haga en dos ocasiones, el reportaje en piedra del momento en que María tuvo a su hijo en brazos muerto.
   La ficción nos hace humanos
  Una de las funciones de la ficción es hacernos humanos. El hombre es, antes que racional, narrativo.  Vivimos en la Historia y tratamos de encontrarle sentido. Así nos pasamos más rato escuchando y contando historias que razonando.
 Podemos explicarnos las parábolas diciendo que venía en el pack de la encarnación que Jesús fuera un narrador, porque todos los hombres lo somos.
 Jesús utilizó la ficción en las parábolas. Así la parábola del trigo y la cizaña. Este relato explica uno de los escándalos de la Creación: la existencia del mal en el mundo.
 Las historias, en una segunda función, nos permiten ver nuestro rostro. Son como espejos. Como ejemplo, está la parábola del buen samaritano, que refleja las tres posibilidades de vida que podemos escoger todos nosotros.
  La ficción nos permite decir cosas duras 
 En tercer lugar, la ficción nos permite decir cosas más duras. Así los juglares podían decir cosas que a otros no se les permitía. Tenemos como ejemplo la parábola de los usurpadores de la viña, en que Jesús explica que le van a matar a Él.
  La cuarta función es que la narrativa siempre pretende lanzar el debate.
  Estas finalidades de las parábolas de Jesús también las encontramos en los grandes escritores.
 Ramon Llull ...
 Ramon Llull en su obra RomanÇ d'Ebast o Blanquerna nos deja una de las más hermosas construcciones de la cultura occidental del s. XIII. En ella podemos encontrar las finalidades que se hallan en las parábolas. Llull propone en el marco de la fantasía cambios que cree indispensables en el campo del mundo real.
 ... Cervantes, la novela negra
  El escritor manchego, en su célebre Quijote, muestra como cualquier historia nos sitúa en nuestra condición humana. Así el hidalgo de La Mancha no tiene historia. El caballero andante, en cambio, tiene historia: sus salidas deben entenderse como intentos de volver a estar vivo, a sentir la sangre en sus venas.
  Las novelas de detectives son idóneas para este análisis. Tomemos al azar la obra Mares del Sur de Vázquez Montalbán. Su idea base- la de que la transición fue un pacto lo peor del franquismo, configurando una democracia real, pero incompleta- sólo se podía plantear con tranquilidad desde la ficción.
 Pero si la narrativa caracteriza a lo humano, también la poesía es propia de la humanidad.
  De ahí que encontremos en las palabras de Nuestro Señor el artificio formal, la pirueta que es un verdadero viaje a la esencia.
 La paradoja
 Abundan en el Evangelio los plantemientos paradójicos: "Deja que los muertos entierren a sus muertos", o la idea que se repite varias veces que indica que el que quiera ganar su vida la perderá, y el que la pierda por amor a Dios la salvará.
 La metáfora
 Lo que pasa con la paradoja, también sucede con otra figura en el Evangelio: la metáfora. Jesús la utiliza en abundancia: "el ojo es la lámpara del cuerpo" o, dirigiéndose a los fariseos, "raza de víboras", "sepulcros blanqueados" o, a los apóstoles, "Seguidme y yo os haré pescadores de hombres".
  Estas transparencias divinas son comparables a un poema de Neruda, de su célebre obra Veinte poemas de amor y una canción desesperada:

Inclinado en mis tardes tiro mis tristes redes/a tus ojos oceánicos.

Así como ser narrador forma parte de la humanidad, lo mismo sucede con ser poeta. Formaba parte del pack de la Encarnación, porque todos los hombres somos un poco poetas. La diferencia es que nosotros transpiramos un cierto retintín en nuestros recursos lingüísticos, en cambio el lenguaje Jesús era claro, diáfano. Estaba libre de pretensión literaria.
¿Por qué se ha producido la separación entre religión y literatura?
  Mientras formaban un puente, una era el contenido de la otra. Una se alimentaba de la otra. Al separarse, este puente se ha hundido.
   Para ilustrar el estado actual de la literatura, cita a su compatriota Fernando Pessoa. El poeta profetizó en 1935 el mundo de relatividades que no sólo estamos viviendo, sino que en cierta forma somos sus protagonistas. La traducción castellana de estos versos es la que propone Miguel Viqueira.


Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente,
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.
Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira , el tren de juguete
que se llama corazón.


 La literatura es una quimera, algo que ya no tiene una relación radical con la verdad. Al sacar a Dios de la literatura, esta resulta un embrión al que le falta el cordón umbilical para alimentarse de trascendencia.
 Entonces hay que concretar los retos que tenemos los que la amamos.
 UN RETO SOCIAL
 El primero, claro está, es seguir lo que indica el Papa Francisco. Una Iglesia en diálogo con el mundo. Una Iglesia como hospital de campaña para curar a los heridos.
 Pero la separación no sólo se ha producido respecto a la literatura. De hecho ha pasado lo mismo con la ciencia. Antes había un puente tendido con las disciplinas ceintíficas. Así podemos ver que Newton, en sus Philosphia Naturalis Principia realiza referencias a la metafísica; es decir, a lo espiritual.
 El segundo reto es aquel por el que trabajó el Papa Emérito Benedicto XVI. Se trata de volver a construir el puente entre la cultura y la ciencia.
 La lección de Gabriel Magalhães en el Instituto de Ciencias Religiosas de Barcelona estaba terminando, por lo que dedicó unas palabras a los profesores y alumnos, quienes tienen una misión fundamental y en la cual:
 "... les deseo mucho éxito, y el adecuado fracaso cristiano, mucha alegría, la plenitud y la serenidad de la fe, la persistencia de la esperanza, y sobre todo amor, amor, amor, en el ejercicio de ese trabajo".