martes, 27 de mayo de 2014

Graham Greene: Del tormento a la Gracia


   LOS PLANTEAMIENTOS MORALES DEL AUTOR DE EL AMERICANO IMPASIBLE.

   Dicen los fans de Graham Greene, que su filosofía auténtica no se encuentra en sus grandes novelas, sino en los pequeños relatos de espías que escribía para sobrevivir. Y es en la edición de bolsillo, cuando Greene se hace el encontradizo. Y nos muestra que, una cosa tan simple como que las personas tienen conciencia moral es obviada por todos los escritores de la Roman Noire, pero para él, es el factor diferencial, es la marca de la casa. Sus personajes matan, dejan pistas de sus crímenes y bailan con la mujer más bella. Pero - y este es el "factor Greene" - también, dudan, sueñan con una vida familiar y, en ocasiones, reconocen haberse equivocado.

      
El americano impasible. 1958.
   ¿Qué es la verdad?. 

   En El americano impasible, Fowler, su protagonista, alter ego de Greene, arrastra una carga. No cree que hay una verdad de las cosas. Sin perder de vista su actitud, retrocedamos veinte siglos. Ese aire que ya conocemos lo encontramos en Poncio Pilatos cuando, al interrogar a Jesús, le dice"¿Qué es la Verdad?". Lo que implica esa pregunta lo explica con claridad Joseph Ratzinger en Jesús de Nazaret. A esa actitud, los expertos la han venido en llamar relativismo.
   El Gobernador romano no reconoce, en Jesús, a un gran Rey. Pero, sabe que lo han entregado por envidia. Se pregunta qué puede hacer, pero sin verdad no hay referencias. Alejado de Roma, temeroso de la multitud y desoyendo el consejo de su esposa, Pilatos es un hombre solo.
   Sin perder el poder y autoridad de su cargo comporta, tiene el triste honor de juzgar a quien nadie osaría. Al mismo Creador, al Autor de su propia vida.

   ¿Nadie?

   Es la misma postura que subyace en la pregunta que hace Fowler en la novela: ¿Porqué Dios permite ciertas cosas en el mundo, como el hambre o la guerra?  Esa pregunta se oye a menudo en la vida real y en los medios. 

   ¿Por qué permite Dios el mal en el mundo? 

    En cierto sentido, si la cuestión sólo busca esa información, sin más, es completamente inocente. Incluso en ocasiones, es el camino más corto para llegar a un lugar- siempre que se sepa entender. Pero,  es habitual que se presente como antesala del relativismo.
Qué extraño -dice Fowler- que la población que Dios tiene en su reino sea tan pobre, asustada, helada, muerta de hambre (No sé cómo vamos a hacer para alimentar a toda esta gente-, me decía el cura); uno esperaría algo mejor de tan gran Rey.
 Esa posición relativista, según los filósofos, tampoco tiene entidad propia. No existe entre las cosas creadas. La cuestión, a juzgar por lo que nos enseña  el caso de Pilatos y los últimos años de Greene, consiste en que los relativistas han de pagar un alto precio. Al relativismo, le sigue la soledad. 
  Si el lector ha acudido a una celebración cristiana, sabe que en el Credo aparece Pilatos. Pero sigue estando muy solo ¿Te imaginas, lector, a Pilatos  con sus cómplices y aduladores en esa oración?, ¿o a nuestro autor, Greene, de buen humor? De hecho, el Sacramento de la Reconciliación tampoco pasa el presuntuoso juicio de Fowler. 
Bomba en Metropole Hotel Saigon
   Exhibir el alma ante otra persona. Tiene que disculparme, padre, pero a mí me parece una cosa morbosa, hasta inhumana.  

   Lo importante es quién tiene el poder.

  El "yo" va cobrando importancia en Fowler. Se convierte en el nuevo legislador. Es decir, el centro de gravedad se desplaza de Dios al personaje. Y con esto, lo que se consideraba arbitrario en el orden de la Naturaleza, ahora pasa a ser Ley. Así, Greene tomará como juicio de su conciencia, lo que se ajusta a la realidad de sus sentimientos. Por ejemplo, la simpatía por la víctima, las náuseas, o la aceleración del corazón en un vuelo picado.
        
    Así lo expresa en un pasaje. Una población es bombardeada, muriendo miles de personas y cientos, huyendo aterrorizadas. Un soldado, con un rifle, apunta la espalda de un niño. Un tiro certero vuelca al pequeño. Miles de muertos, más uno (un niño, un disparo a quemarropa), para Greene sólo es este "uno" la víctima de acto moral.
   Había habido algo tan escandaloso en esa elección repentina y fortuita de una víctima; pasábamos por casualidad, sólo se requirió un tiro, no había nadie para responder a nuestro ataque, y nos alejamos inmediatamente, agregando nuestra pequeña cuota a los muertos del mundo.
Graham Greene
   La última palabra.

 Para finalizar este artículo, debemos recordar que a los cristianos se nos ha ordenado enterrar a los muertos. No se trata de la "inhumación", sino algo más completo y compasivo. Por ello, quiero decir una evidencia. El americano impasible no fue la última palabra de Greene. Al final de su vida, enloquecido por el uso de drogas, vivía solo, sin vida social, en una casa junto a un lago en Suiza. Una tarde sonó el timbre de la puerta. Tambaleándose por el pasillo, consiguió abrirla. Delante tenía un hombre vestido de sacerdote católico. Este le explicó que en la Universidad había estudiado a Graham Greene y que, por casualidad, le dijeron que vivía en aquella casa. Sólo quería irle visitando para hablar de Literatura y lo que se suscitara. Este acontecimiento documentado en los diarios, se redujo a la confidencia y, de ahí, al hablar despacio. Y lo dejamos en el susurro de la Gracia.

lunes, 26 de mayo de 2014

El americano impasible: Los planteamientos morales de Graham Greene (I).


        En 1955, Graham Greene publicó El americano impasible. Narrada desde la óptica de un reportero inglés, explica la llegada a la Indochina de la década de 1950, de Pyle,  que viene como agregado comercial de la embajada de Estados Unidos en Vietnam. Coincidiendo con su llegada, se produce la histórica tragedia de la explosión en el Hotel Continental de Hanoi. Es una de las obras en que Greene expone más ampliamente su pensamiento moral y religioso. El objeto de esta entrada y de las siguientes, es exponer los planteamientos morales que aparecen en el libro, para completar el boceto que venimos dibujando de la persona de su autor.
     
El americano impasible. Dir. Phillip Noyce.
        El acto moral es necesariamente un acto libre.
       El Catecismo de la Iglesia define la esencia del acto moral: Los actos humanos, es decir, libremente realizados tras un juicio de conciencia, son calificables moralmente: son buenos o malos (C.E. 1749). Las circunstancias del acto "malo", pueden hacerlo más o menos "grave", pero no hacen el concepto (C.E. 1754).
      Greene hace de las circunstancias de sus personajes y de los hechos que explica en sus relatos, requisitos del acto moral. ¿Cuál es la consecuencia de este mecanismo? Cuantos más requisitos exige, menos actos humanos son morales, libres, y por tanto, el ser humano es menos libre. Para ello, ha de proponer sus tesis a sus lectores, no buscando la confidencia, sino la complicidad.

          A continuación exponemos los pasajes de El americano impasible que expresan los planteamientos morales del libro:

       1. Sólo hay acto moral cuando se ven las consecuencias dañosas. El contexto es importante: Están hablando tres colonos extranjeros cuando ven pasar a unas jóvenes prostitutas. Estas corren hacia los soldados que acaban de llegar de maniobras. Uno de los extranjeros se lamenta del maltrato y el daño que van a recibir las jóvenes, todo y que no volverá a verlas:
    - Eran tan bonitas.  
    No envidiaba a Granger; se lamentaba pensando que algo bueno y la belleza y la gracia son seguramente formas de bondad— pudiera ser maltratado o estropeado. Pyle era capaz de reconocer el dolor cuando lo tenía frente a los ojos. (No escribo estas palabras con sarcasmo; después de todo, muchos de nosotros no somos capaces ni de eso).
           Esta última frase entre paréntesis no es un mal planteamiento. Al contrario. Reconocer las propias limitaciones es un buen comienzo.


          2. Matar es liberar al otro de todo sufrimiento. Es hacer una obra de misericordia.
             
            El narrador reflexiona que la muerte es más cierta que Dios. La muerte nos libera del dolor de forma radical, Dios no.
    La muerte es el único valor absoluto en el mundo. Basta perder la vida para no perder nunca más nada. Envidiaba a los que podían creer en Dios, y desconfiaba de ellos. Me parecía que trataban de mantener su valor con una fábula sobre lo inmutable y lo permatente. La muerte era mucho más cierta que Dios, y con la muerte ya no existiría la posibilidad diaria de que el amor muriera.

               El futuro de cada hombre es el tedio y la indiferencia. Por ello, dice, Matar a un hombre me parecía concederle con seguridad un beneficio inconmesurable (sic.).

               En consecuencia, la guerra es el mayor acto de amor. "Nunca podría ser pacifista", indica. Sólo queremos a los enemigos, porque los matamos; en cambio a los amigos, nos los reservamos para que sufran :
"Oh, sí, la gente amaba siempre en todas partes a sus enemigos. Solamente preservaban a sus amigos. Los preservaban para el dolor y la vaciedad".
    Conforme avanzó su vida, tenía cada vez menos amigos. Con esa filosofía, ¡quién le guardaría lealtad!
    4. Sobre moral sexual, es significativa la mención en varias ocasiones del informe Kinsey, muy de moda en la época en que se publica El americano impasible. Ese informe consiste en los resultados de un estudio realizado por un sociólogo de U.S.A., Alfred C. Kinsey, quien recogió en kms. de película cinetográfica y de cinta magnetofónica, los testimonios de miles voluntarios sobre su actividad sexual. Recoge testimonios de todas las relaciones sexuales en que una de las partes fuera humana. La conclusión es que todas las clases de actividad sexual son válidas. Todas son moralmente legítimas. 
    En el relato, afirma una evidencia. No todas las relaciones que se generan con ocasión de una guerra son sexuales. Muchas de ellas son únicamente de violencia:
 —Puedes poseer a cien mujeres y seguir siendo virgen, Pyle. La mayoría de los soldados norteamericanos que fueron ejecutados por violar mujeres durante la guerra eran vírgenes.
El americano impasible. Dir. Joseph Mankiewicz. 1958.

             4. Hay acto moral sólo cuando va más allá de la intencionalidad original.  Hay quien lo llama "crueldad innecesaria". Obviamos este vocablo, porque, aunque es expresivo, lleva implícito la existencia de una crueldad "necesaria".
   Y le diré que los otros, también ellos hacen cosas monstruosas. ... Había una muchacha en la morgue...; no solamente le habían cortado los senos; además habían mutilado a su novio y ... 
    En la impostura de Greene, posiblemente hay simulación. En primer lugar, porque el escritor no defiende un sólo error moral, sino que  presenta casi "todos" los errores del s. XX. Difícilmente un escritor tan preclaro en algunos ámbitos de la moral, será tan acrítico con cualquier nueva teoría. En segundo lugar porque, para no creer en Dios, ... lo tiene muy presente. 

martes, 20 de mayo de 2014

El que pierde gana: Greene conoce su oficio.


       Los lectores de Greene suelen decir que el mayor goce de leerlo, el mayor placer, no está en sus grandes obras, como El poder y la gloria o El tercer hombre, sino en las pequeñas. En los libros que escribía deprisa por necesidad, haciéndolo para ganar dinero para su propia manutención. El que pierde, gana nos sitúa en este ámbito.
     Bertran es un hombre maduro. Perdió sus ilusiones durante años de monotonía como contable en unas oficinas. Después de enviudar, va a casarse con su novia Cary, una joven católica, llena de vitalidad y enamorada. Ella quiere casarse en la pequeña iglesia de su barrio.
     Gom, el Presidente de la empresa llama un día a Bertran a su despacho y le hace una propuesta. Les invita a un crucero por la Riviera francesa en su yate. Como tendrán escaso tiempo, deben renunciar a la pequeña boda romántica deseada por Cary, ir a Mónaco y esperar el yate allí. Mientras esperan, pueden aprovechar para que les case el Alcalde de la ciudad monegasca y hacer alguna apuesta en su casino.  
      ¿Puede una desatención sin importancia aparente, una renuncia en una cosa pequeña, llevar al desamor de una pareja?, ¿Es capaz la respuesta de una persona a un dilema sencillo matar la felicidad de dos seres humanos? 
      El adulterio, la compulsión en los juegos de azar y, en general, la autodestrucción personal son muy familiares a Greene. El especialista en escritores conversos, J. Pearce, lo definía como "un alma torturada, un gran escritor". Por otro lado, la decisión heroica, el acto de moral de renuncia a uno mismo en beneficio de otra persona, el acto redentor, son unos planteamientos muy habituales en el escritor inglés.
John Gielgud
        Si un día, el jefe de la oficina, le manda ir a su despacho y le hace una oferta, como regalarle acciones de la sociedad, ascenderle, invitarle a pasar un fin de semana en la finca que tiene en la montaña, es posible que Vd. se sienta inquieto. Es normal: Tiene motivos para ello.
 El que pierde gana (1955) es un relato concebido directamente para el cine. La cinta está dirigida por Ken Annakin y adaptada por el mismo Graham Greene (G.B. 1956). Se realizó un remake, Strike is rich protagonizado por los shakespearianos  Robert Linsa y Jonh Gielgud (G.B. 1990).
     
        En una reseña, se indica una curiosidad. Nos hallamos ante un relato de Greene que termina bien, es decir, vence el valor del matrimonio y el amor. Ciertamente, es una peculiaridad en su obra. No es habitual en Greene el happy end. Posiblemente sólo tiene otra obra con un desenlace de Esperanza. El poder y la gloria (1940).
       En El que pierde gana, Green, buen conocedor de su oficio, plantea el conflicto y enfila con decisión, sin perífrasis y con un ritmo análogo al de competición deportiva, hasta su desenlace. De hecho, el título parece hacer referencia a algún tipo de deporte que implica competición.
        Los libros buenos de Greene son muy buenos. Pero los malos, son mejores.