viernes, 30 de octubre de 2015

Los caminos de la literatura hacia Dios


Gabriel Magalhães
Novelista
Gabriel Magalhães es profesor y novelista - "Soy un agente doble", se define con humor. Es autor de dos ensayos "Los secretos de Portugal” (2012) y "Cómo Sobrevivir a Portugal" (2014). Ha escrito unas reflexiones sobre el Evangelio, tituladas “Espelho Meu” (2013). Colabora con La Vanguardia. Está casado y es padre.
 Con ocasión de la inauguración del curso en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona, el pasado 28 de octubre, Magalhães pronunció la lección titulada "Los caminos de la literatura hacia Dios".
  Este puente de comunicación entre la literatura y la religión desgraciadamente está roto en la actualidad. Pero alguna vez este puente se levantó. Esto lo vamos a comprobar en dos puntos específicos del campo literario: el de la ficción narrativa y el del artificio literario, esto es, la metáfora.
 ¿Qué tiene que ver la ficción con la creencia cristiana?
 Dice un refrán portugués que los cristianos huimos de la ficción como el diablo de la cruz. Tememos que puntos claves de nuestra Fe, como la Encarnación de Dios en Jesús o la concepción virginal de María, se tomen como cuentos chinos.
 La obra religiosa escrita exigimos que sea veraz. Pero no sucede lo mismo en las artes plásticas. Pondremos algunos ejemplos. Así desconocemos cómo era la Virgen, pero aceptamos que Rafael nos la retrate en sus Madonas de suave seda espiritual. O le concedemos a Miguel Ángel el privilegio de que haga en dos ocasiones, el reportaje en piedra del momento en que María tuvo a su hijo en brazos muerto.
   La ficción nos hace humanos
  Una de las funciones de la ficción es hacernos humanos. El hombre es, antes que racional, narrativo.  Vivimos en la Historia y tratamos de encontrarle sentido. Así nos pasamos más rato escuchando y contando historias que razonando.
 Podemos explicarnos las parábolas diciendo que venía en el pack de la encarnación que Jesús fuera un narrador, porque todos los hombres lo somos.
 Jesús utilizó la ficción en las parábolas. Así la parábola del trigo y la cizaña. Este relato explica uno de los escándalos de la Creación: la existencia del mal en el mundo.
 Las historias, en una segunda función, nos permiten ver nuestro rostro. Son como espejos. Como ejemplo, está la parábola del buen samaritano, que refleja las tres posibilidades de vida que podemos escoger todos nosotros.
  La ficción nos permite decir cosas duras 
 En tercer lugar, la ficción nos permite decir cosas más duras. Así los juglares podían decir cosas que a otros no se les permitía. Tenemos como ejemplo la parábola de los usurpadores de la viña, en que Jesús explica que le van a matar a Él.
  La cuarta función es que la narrativa siempre pretende lanzar el debate.
  Estas finalidades de las parábolas de Jesús también las encontramos en los grandes escritores.
 Ramon Llull ...
 Ramon Llull en su obra RomanÇ d'Ebast o Blanquerna nos deja una de las más hermosas construcciones de la cultura occidental del s. XIII. En ella podemos encontrar las finalidades que se hallan en las parábolas. Llull propone en el marco de la fantasía cambios que cree indispensables en el campo del mundo real.
 ... Cervantes, la novela negra
  El escritor manchego, en su célebre Quijote, muestra como cualquier historia nos sitúa en nuestra condición humana. Así el hidalgo de La Mancha no tiene historia. El caballero andante, en cambio, tiene historia: sus salidas deben entenderse como intentos de volver a estar vivo, a sentir la sangre en sus venas.
  Las novelas de detectives son idóneas para este análisis. Tomemos al azar la obra Mares del Sur de Vázquez Montalbán. Su idea base- la de que la transición fue un pacto lo peor del franquismo, configurando una democracia real, pero incompleta- sólo se podía plantear con tranquilidad desde la ficción.
 Pero si la narrativa caracteriza a lo humano, también la poesía es propia de la humanidad.
  De ahí que encontremos en las palabras de Nuestro Señor el artificio formal, la pirueta que es un verdadero viaje a la esencia.
 La paradoja
 Abundan en el Evangelio los plantemientos paradójicos: "Deja que los muertos entierren a sus muertos", o la idea que se repite varias veces que indica que el que quiera ganar su vida la perderá, y el que la pierda por amor a Dios la salvará.
 La metáfora
 Lo que pasa con la paradoja, también sucede con otra figura en el Evangelio: la metáfora. Jesús la utiliza en abundancia: "el ojo es la lámpara del cuerpo" o, dirigiéndose a los fariseos, "raza de víboras", "sepulcros blanqueados" o, a los apóstoles, "Seguidme y yo os haré pescadores de hombres".
  Estas transparencias divinas son comparables a un poema de Neruda, de su célebre obra Veinte poemas de amor y una canción desesperada:

Inclinado en mis tardes tiro mis tristes redes/a tus ojos oceánicos.

Así como ser narrador forma parte de la humanidad, lo mismo sucede con ser poeta. Formaba parte del pack de la Encarnación, porque todos los hombres somos un poco poetas. La diferencia es que nosotros transpiramos un cierto retintín en nuestros recursos lingüísticos, en cambio el lenguaje Jesús era claro, diáfano. Estaba libre de pretensión literaria.
¿Por qué se ha producido la separación entre religión y literatura?
  Mientras formaban un puente, una era el contenido de la otra. Una se alimentaba de la otra. Al separarse, este puente se ha hundido.
   Para ilustrar el estado actual de la literatura, cita a su compatriota Fernando Pessoa. El poeta profetizó en 1935 el mundo de relatividades que no sólo estamos viviendo, sino que en cierta forma somos sus protagonistas. La traducción castellana de estos versos es la que propone Miguel Viqueira.


Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente,
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.
Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira , el tren de juguete
que se llama corazón.


 La literatura es una quimera, algo que ya no tiene una relación radical con la verdad. Al sacar a Dios de la literatura, esta resulta un embrión al que le falta el cordón umbilical para alimentarse de trascendencia.
 Entonces hay que concretar los retos que tenemos los que la amamos.
 UN RETO SOCIAL
 El primero, claro está, es seguir lo que indica el Papa Francisco. Una Iglesia en diálogo con el mundo. Una Iglesia como hospital de campaña para curar a los heridos.
 Pero la separación no sólo se ha producido respecto a la literatura. De hecho ha pasado lo mismo con la ciencia. Antes había un puente tendido con las disciplinas ceintíficas. Así podemos ver que Newton, en sus Philosphia Naturalis Principia realiza referencias a la metafísica; es decir, a lo espiritual.
 El segundo reto es aquel por el que trabajó el Papa Emérito Benedicto XVI. Se trata de volver a construir el puente entre la cultura y la ciencia.
 La lección de Gabriel Magalhães en el Instituto de Ciencias Religiosas de Barcelona estaba terminando, por lo que dedicó unas palabras a los profesores y alumnos, quienes tienen una misión fundamental y en la cual:
 "... les deseo mucho éxito, y el adecuado fracaso cristiano, mucha alegría, la plenitud y la serenidad de la fe, la persistencia de la esperanza, y sobre todo amor, amor, amor, en el ejercicio de ese trabajo".

jueves, 24 de septiembre de 2015

Adela Cortina, la creadora de razones para la esperanza.

 En el panorama del pensamiento español, esta filósofa valenciana dirigió su actividad docente al ámbito de la Ética. Su obra más representativa es Ética mínima. Recibió el Premio Nacional de Ensayo 2014 por la obra ¿Para qué sirve realmente la Ética?
Para esta pensadora, la Ética es una disciplina esencialemente práctica, pues no debe quedarse en meras teorizaciones, sino que se ha de materializar en la vida.
 Sostiene Cortina que el objeto que abarca es la justicia. De ahí que no podamos exigir que alguien sea bueno, pero sí que sea justo.
  En su pensamiento, las leyes representan principios éticos. Pero estas leyes puede ser incorrectas. Las leyes correctas se han de universalizar por medio del diálogo.
  La producción de RTVE dentro de la serie Pienso, luego existo, representa un retrato de esta filósofa en primera persona y con su propia voz.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Coming soon

Miguel Biada Bunyol
(1789-1948)
   Todo empezó en uno de mis recientes viajes por Sudamérica. Mientras me reponía de la jornada con un café, se me acercó  un anciano, ofreciéndome unas baratijas. Ante mi negativa, dejó silenciosamente junto a mi cartera, un objeto voluminoso. Era un sobre que se encontraba muy deteriorado. Por esto las letras eran ilegibles.

  Abrí  el sobre. Este contenía una carta y también un cuaderno. La tinta no era de apariencia grasa, sino líquida, como la de las antiguas plumillas. Tembloroso por la intuición, observé que el trazo no era uniforme, sino que la tinta se había estriado, por lo que en seguida deduje que era aquella carta había recorrido un notable intervalo de la Historia.

   Leí su contenido con ansia, pues para un escritor en horas bajas, este tipo de acontecimientos se convierten rápido en un buen motivo. Y este me empujaba a un destino inevitable.

  Un proyecto literario siempre es una buena noticia. En este caso, el proyecto es la la biografía de Miguel Biada, el artífice del primer ferrocarril de la península, que realizó el trayecto de Barcelona a Mataró.

   Es un honor, amigo, haberte servido esta confidencia.

  La única que me está permitida por ahora.

martes, 17 de marzo de 2015

Jorge Luis Borges entrevistado a fondo

   El periodista de RTVE Joaquín Soler Serrano realizó una entrevista al más internacional de los escritores argentinos. El programa se grabó con ocasión de la presencia en España de Borges para recoger el premio Cervantes de 1980. Este documento videográfico es esencial para conocer la personalidad profunda del representante del realismo mágico.
   Borges siempre se había mostrado hermético por su inclinación a la ironía y a los juegos de palabras. La habilidad del periodista en la gestión de los tiempos y de los silencios crean un clima íntimo. Este clima permite que aflore con naturalidad la psicología del genial escritor.
   De su contenido destaca las palabras de admiración a su madre, recién fallecida, y su reconocimiento de que, a pesar de ser un sabio, no había sido feliz.

jueves, 22 de enero de 2015

Miguel Hernández, el poeta que al fin fue perdonado y perdonó (y II)

Dibujjo realizado por Antonio Buero Vallejo durante
una visita a Miguel Hernández en la prisión

   Ante el anuncio de que su mujer y su hijo estaban en la miseria, la impotencia del poeta se plasmó en Nanas de la cebolla. Pero a esta impotencia, se iba a unir otra: Se agravó una tuberculosis que padecía Miguel con anterioridad.
   El penal de Alicante, que era una institución de último rango, disponía de una enfermería, que no reunía las condiciones para atender a un enfermo grave. En el corazón del poeta, el rencor estaba reclamando su protagonismo.
   Enseña el Catecismo de la Iglesia que “Sólo Dios perdona los pecados” (CEC 1441). Y que si pedimos perdón por los nuestros, debemos también perdonar a los que nos han ofendido, porque “el Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible” (2840). Con la ayuda de Dios, el poeta tenía que perdonar y también, pedir perdón. Pero la evolución de su enfermedad estaba apremiando el final.
   Después de “Nanas de la cebolla”, que completaba un libro de encuadernación rudimentaria, los poemas de la cárcel posteriores fueron difíciles de ordenar para los estudiosos. Miguel los escribía en notas sueltas y salían de la prisión con las visitas más colaboradoras.
Casa museo en Orihuela
Uno de estos poemas, posiblemente el último, tiene por título “Eterna sombra”. Este poema es el resultado de un ejercicio introspectivo, para el que tenía tiempo en prisión.
   Como resultado de este ejercicio, observa en su alma la oscuridad más desolada.
   Yo que creí que la luz era mía / precipitado en la sombra me veo.
   En su interior sólo ve dientes. Para el poeta, como hemos visto, son símbolos del arma de un soldado. Introduce otra imagen: Las manos cerradas, los puños apretados representan la rabia.
   
   Sólo el fulgor de los puños cerrados,/ resplandor de los dientes que acechan.
   Dientes y puños de todos los lados
Miguel en la plaza de Ramón Sijé
en Orihuela en 1936
   Y los dos últimos versos de su vida, si no en orden cronológico, por la dificultad que señalábamos, sí en un orden lógico, dan a los acontecimientos un giro de 180 grados.
    ... en la lucha, una luz
   Pero hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida.
  De estos versos se desprende la existencia de un perdón generador de paz para el poeta. Así su alma, ayudada por la irrupción de alguien que desprende luz, “por un rayo de sol en la lucha”, acabó con todos los rencores. Y luego vino la paz. Y después de la paz, el poeta falleció. Esto ocurrió según el certificado médico, como consecuencia de la tuberculosis que padecía.
   Los primeros pasos de Miguel y Josefina como novios, primero, y luego, como matrimonio, Ramón Sijé los había protegido en gran medida. Pero las amistades en el Cielo tienen algo de misterio: a qué intercesor debemos atribuir un favor o una gracia. En cualquier caso eran dos compañeros de escuela que habían prometido volver a verse.
   El momento había llegado.

miércoles, 21 de enero de 2015

Miguel Hernández, el poeta que al fin fue perdonado y perdonó (I)


 Y volverás a mi huerto y a mi higuera:

Por los altos andamios de las flores    

pajareará tu alma colmenera                

  Miguel Hernández (1935)                      

En Madrid en 1935
   Por su trabajo de pastor, tan vinculado a la tierra, Miguel tenía pronta la queja. Así en su juventud, llevaba tres heridas:
   … la de la muerte, la del amor, la de la vida.
   Y ante ellas su determinación era clara: No perdonaba al Universo que confabulaba para arrancar a sus seres queridos.
    Por esto sus heridas nos sitúan en el tema del perdón. Este artículo tiene como objeto realizar un recorrido por estas heridas a través de sus poesías más conocidas. Y su reto es saber si el poeta perdonó y pidió perdón en el umbral de su vida. Pero para saber su fin, antes debemos comenzar por el principio.
   Una niñez pobre
    El poeta nació en una familia de pastores de Orihuela. Pese a su origen humilde, pudo estudiar en el colegio de los jesuitas con una ayuda por su consideración de “niño de bolsillo pobre”.
    Pese a tener facilidad para aprender, tempranamente tuvo que dejar el colegio. Y lo hizo para unirse a sus hermanos, realizando el trabajo de pastor. Al dejar el colegio de los jesuitas, conservó la amistad con otro niño: Ramón Sijé.
   En su juventud, sorprendía a quien le conocía su carácter alegre y generoso. “Donde había un dolor, allí él estaba”, dirá más tarde Aleixandre. Entonces conoció a Josefina, una costurera cinco años más joven que él, pero en la práctica más adulta.
   El trabajo de pastor cobra factura al joven poeta
  Después de conocer a su novia, Miguel Hernández se descubre de carácter tosco e influenciable. Este carácter se iba a resolver en la tragedia de su vida.
   Miguel decidió trasladarse a Madrid para darse a conocer como poeta. En la capital residían Neruda, Alberti  y más tarde Aleixandre.
    En este ambiente, frecuentó las fiestas y el romance fugaz. Y finalmente, dejó de practicar su Fe.
Ramón Sijé en Orihuela
   Pero en su pueblo permanecía su novia, Josefina, a quien le seguían llegando noticias por medio de otras personas. También había quedado el amigo del colegio, Ramón Sijé, quien por carta le llamaba la atención sobre su conducta, tan alejada de sus intenciones iniciales. 
   Ramón le precedió en la muerte. En el poema “Elegía a Ramón Sijé” el poeta expresa la profundidad del dolor por la pérdida del amigo:
   … que por doler me duele hasta el aliento.
   Y se despide de él, al modo que lo hacen los escolares a fin de curso; con esa intensidad del momento, pero conscientes de volverse a ver:
 … que tenemos que hablar de muchas cosas/ compañero del alma compañero.

    La guerra civil
    Llama la atención que el poeta muestra mayor dolor, no por los peligros de la guerra que amenazan a sus compañeros que han quedado en Madrid, sino por la muerte de su amigo de la infancia, quien en las cartas le decía las verdades, sin ninguna adulación.
Miguel y Josefina Manresa en Jaén en 1937
   Además de este amor por su amigo, al poeta le caracteriza una fuerte preocupación social. Esta inquietud la canalizó alistándose en el ejército republicano, en el que luchó durante toda la guerra. Aunque realizó una breve interrupción para casarse con Josefina y tener su primogénito, que falleció a los pocos meses.
    Un pastor en la cárcel
  Terminada la contienda, poco después de nacer su segundo hijo, Miguel fue apresado y encarcelado. El motivo, atravesar clandestinamente la frontera de Portugal. Recibió entonces la carta de Josefina en que le decía que apenas podía amamantar a su hijo porque sólo comía pan y cebolla, lo que dará lugar a una nueva composición.
   Los dientes es un arma
   Así cuando en “Nanas de la cebolla” se refiere a los dientes, se refiere al arma que lleva en la guerra el soldado, las “ferocidades” del soldado. Y cuando la dentadura está cerrada, está indicando odio, rabia, “frontera de los besos”.
    Al octavo mes ríes /con cinco azahares.
   Con cinco diminutas / ferocidades…
   A estas heridas espirituales, se iban a unir ahora las físicas. De hecho, nos estamos alejando del final soñado para cualquier hombre pero, como se preguntaba un Obispo francés de su época: Tanta belleza, ¿podía estar tan alejada de Dios?
Publicado en Aleteia, 14-1-201

Serrat canta a Miguel Hernández

    El poeta de Orihuela compuso a su hijo recién nacido las Nanas de la cebolla, una de las canciones de cuna más bella de todos los tiempos. Pero también, una de las más reivindicativas. Si no la que más.
    Joan Manuel Serrat la cantó, no sin cierta provocación, sin un mínimo de la cual la comunicación entre el artista y el espectador sería imposible, recorriendo las principales dictaduras militares de los 80.
     Por cierto, si decimos de Unamuno que es "el escritor vasco" y no "del país vasco", ¿por qué decimos de Miguel Hernández,  el "poeta de Orihuela" y no el "poeta oriolano"?. 
   

   Por cierto, ¿Saben a que generación literaria perteneció Miguel Hernández? 
   Nos vemos pronto.

martes, 20 de enero de 2015

Platero y yo: La búsqueda por Juan Ramón Jiménez del origen de la belleza observada




   Platero, el tierno burro que vive en la memoria de muchos escolares hoy adultos, cumple cien años. Tal día como hoy del año 1914, el libro del poeta andaluz Juan Ramón Jiménez vio la luz en una pequeña imprenta madrileña. Pese al tiempo transcurrido, Platero y yo continúa rebelándose como una auténtica puerta entre culturas de lengua española pues varias de sus generaciones han aprendido a leer con él.
  Sin embargo, considerando este relato como una puerta, su autor no accedió a ella desde un conocimiento cristiano de las cosas. Porque tan sólo oculto en ellas, en la naturaleza, Juan Ramón descubría a su dios. Un “dios” con minúscula. El objeto de este artículo es saber si, observando la naturaleza, el autor de Platero y yo consiguió la meta de todo ser humano: conocer a Dios. Por tanto el reto será si Juan Ramón pudo al fin cambiar la ortografía del nombre buscado, “el nombre de todos los nombres”.
   Los caminos del poeta siempre van en una dirección: de la naturaleza observada hasta el origen de su belleza. Ciertamente se puede argumentar que para conocer a Dios, otro camino hubiera resultado más corto y directo: el de las enseñanzas de la Iglesia. Pero Juan Ramón no tuvo la fortuna de otros niños que reciben la formación cristiana de sus padres, de catequistas o de algún buen amigo.
   Por esto tuvo que ir por caminos inciertos y expuestos a peligros como, en su caso, las emboscadas de la melancolía. Para combatirla, el poeta camina con un compañero. Uno dócil, manso y suave. Sin embargo, tiene un problema: al ser peludo, no hay quien le invite adentro de las casas. Esto nos lleva a un episodio del libro.
     En la naturaleza cada cosa tiene su origen…           
   En la cena infantil de Moguer, los niños se divierten. Al pensarse solos, adoptan el papel de adultos. “Las niñas comían como mujeres; los niños discutían como algunos hombres”. Las madres están alrededor charlando. Una de las niñas sale como un rayo a los brazos de su madre. Los otros niños al punto, rompen a gritar y a correr. Todos a los brazos de sus respectivas madres. En la ventana asoma el rostro de Platero, que sólo quería unirse a la fiesta, sin asustar.
   De esta forma muestra el poeta a las madres. Son brazos tranquilos, de pureza; mansos para los niños después de aventurarse.
   Pero no son sólo brazos. También son pechos que alimentan, incluso en ocasiones sin saber de qué, de forma que con sólo unos zapatos y un vestido ya tienen príncipes.
   Y aún así, algunas de ellas son heroicidad. Por ejemplo, las que en Moguer tienen niños tontos por la meningitis, “a quienes no llega nunca el don de la palabra”, abandonadas por los maridos, se los han quedado sólo para ellas, para las madres.
   Y al igual que los hijos proceden de las madres, en Moguer el agua del río viene de “fuente vieja”. De esta fuente mana la “pureza que une tierra y cielo en un solo cristal de esplendor”. Es decir, en la superficie del agua se reflejan las figuras que están más arriba: los tristes burros de carga, las personas que pasan.
   … sus objetos reflejan el Cielo
Juan Ramón en Puerto Rico el día que le
concedieron el Nobel de Literatura
   Cuando el poeta dice que “Platero se bebe cada noche dos cubos de estrellas”, nos está diciendo que se bebe dos cubos de agua. En el fondo del cubo se refleja el cielo nocturno. De hecho Juan Ramón Jiménez no es un idealista, sino al contrario. Pues un hombre que mira estrellas en el fondo de cubos de agua, en realidad busca cielos, y quien busca cielos, se mire por donde se mire, busca a Dios.
   … Y el sol atrae todas las cosas
   En ocasiones, en el Platero la naturaleza cambia, se transfigura. Así el Sol de otoño se hace sagrado a la vista del poeta. El sol en Poniente se muestra grande, dios que se hace visible y se hunde en la raya de mar que trasciende todo el mundo conocido, pues está detrás de Huelva, y va “más allá de Moguer, de su campo tú y yo, Platero”.
   Y a lo sagrado que representa el sol, todo le rinde el silencio como homenaje, y cuando está en el Poniente, todas las cosas le son atraídas como en éxtasis. Y esta atracción en realidad se dirige a alguien.
    De hecho también a Cristo se le ha atribuido este símbolo, Sol de Justicia, que recapitulará todas las cosas al final conforme  rebela el Nuevo Testamento (Efesios 1,10). Pero más cerca que este Sol están los niños.  
   El Cielo es un mundo de niños
   Es difícil encontrar fotografías de Juan Ramón sonriente, salvo cuando aparece con algún pequeño. Por ejemplo en la escuela de Puerto Rico donde acudía para leer a los niños ciegos. En Moguer los pequeños van a la miga, a la guardería. Y lo hacen para desasnarse. Y el poeta está empeñado en matricular a su ignorante compañero: “Si tú vinieras, Platero, con los demás niños, a la miga, aprenderías el a, b, c, y escribirías palotes”.
Juan Ramón en una escuela de Puerto Rico en 1957
   En cuanto al poeta, siempre sigue este lema: lo mejor, para los niños. Así el cielo también está reservado para ellos. Como “el niño tonto, que desde la calle de San José se fue al cielo”. El Cielo pues, se diría que es “un mundo de niños, que le está rezando a la tierra un encendido rosario- así define Juan Ramón a las estrellas- de amor ideal”. O la joven tísica cansada de caminar y que, al subirse a Platero, parecía un ángel “camino del Cielo”. Y la pregunta que se hace ante los niños: “¿habrá un paraíso de los pájaros? ¿Habrá un vergel verde sobre el cielo azul?”. La respuesta a preguntas como estas iban a llegarle pronto.
   Una vivencia sobrenatural
   La esposa del poeta, Zenobia Camprubí, había traducido al español más de cincuenta títulos de Rabindranah Tagore. Por esto, la cercanía con este místico oriental presagiaba en Juan Ramón un encuentro especial en el otoño de su vida. Así durante un viaje en barco desde los Estados Unidos hasta Argentina, el poeta andaluz tiene una vivencia arrebatadora.
    En una carta explica Juan Ramón como “de pronto, al poner el pie en el estribo del coche …, lo sentí, es decir lo vi, lo oí, lo gusté, lo toqué. Y lo dije, lo canté en el verso que él me dictó.”
   Si se trató de una experiencia mística, o una previsible aproximación a la Fe, o como ha dicho la crítica racionalista, un encuentro consigo mismo, con su conciencia de existir, poco podemos afirmar. El poeta es de rico mundo interior, pero de temperamento hermético, por lo que no comparte las circunstancias de esta vivencia. Sin embargo, tenemos algunas certezas. Entre ellas, que fue una experiencia gozosa:
   “… dios deseado y deseante, el dios de la belleza, de lo hermoso, conciencia mía de lo hermoso”.
   El mismo relato de Platero y yo es la esperanza de su nuevo amigo
   En este encuentro descubrió que toda su poesía anterior es como un mundo que le ha ido preparando a esa otra persona. Y esta vivencia arrebatadora se presagia por tanto en el Platero, por ejemplo en la transfiguración de Moguer en rosas que caen a la hora del ángelus:
   “Parece, Platero, mientras suena el Ángelus, que esta vida nuestra pierde su fuerza cotidiana, y que otra fuerza de adentro, más altiva, más constante y más pura, hace que todo, como en surtidores de gracia, suba a las estrellas, que se encienden ya entre las rosas… más rosas”.
   Sin duda la intuición del lector resolverá los flecos que el poeta no quiso explicar.
   Pues dice Ortega que todo estilo estético implica una opción ética y, según Fernández Berrocal, la de Juan Ramón fue la dejar eternidades, “constancias del alma humana”, haciendo del escribir del poeta, como de su vivir, un poema.
   Y no fue su vida un poema sólo buscado o intentado, sino que al final, su vida resultó un poema conseguido. Por ello, pudo escribir su verso con D mayúscula:
   El Dios. El nombre conseguido de los nombres.