miércoles, 29 de octubre de 2014

Diálogo de carmelitas: Cómo Bernanos realizó de una estampa, una obra cumbre de la Literatura

   En el V centenario de Santa Teresa de Jesús, hemos querido presentar un libro que guarda especial relación con la santa reformadora, al narrar el martirio de unas carmelitas que habitaban un convento de Francia. Hasta aquellas tierras había resuelto extender las fundaciones por el dolor que experimentó, según explica en Camino de Perfección, al ver el daño que habían ocasionado los luteranos entre los franceses. Cuatro siglos después otro francés, George Bernanos, narró en Diálogo de Carmelitas la historia de las dieciséis hijas de Santa Teresa del convento de Compiègne martirizadas durante la Revolución francesa el 17 de julio de 1794.
   Dice la Historia que estas dieciséis carmelitas recibieron un juicio sumario y, el mismo día, no sin sorpresa de los testigos, subieron a la guillotina por su propio pie cantando el Veni creator. Fueron beatificadas por Pio X el 27 de mayo de 1906. El relato de Bernanos no es sencillo encontrarlo en castellano, por esto indicamos que existe una edición en papel y otra en e-book en Ed. Monte Carmelo.
   Como el relato se refiere a hechos históricos que se encuentran documentados han sido diversas las versiones y adaptaciones que se han realizado del martirio de las carmelitas de Compiègne. Esta diversidad ha sido importante para la difusión de estos hechos porque de no ser por la brillantez narrativa de los escritores que se fijaron en ellos, únicamente habría quedado constancia en las hagiografías de los breviarios. Existe una versión con el título de La última del patíbulo de la alemana Gertrud Von Le Fort. Bernanos conocía el texto alemán, pero no lo tenía consigo mientras escribía sus Diálogos en Túnez.
   Este es el testamento literario Bernanos pues, gravamente enfermo y con fiebres altas, quiso alternar su Vida de Cristo con la escritura de estos diálogos, cuyo último manuscrito, ya con una deficiente caligrafía, tuvo que ser descifrado por su voluntariosa secretaria. Bernanos, el Profeta, el escritor que nos transporta a lo eterno, encontró en el martirio de las carmelitas de Compiègne la historia que se ajustaba a su cadencia temática. La clave de Bernanos es siempre el misterio pascual: el paso de la muerte a la vida. De esta forma introduce su visión religiosa de una lucha entre Dios y el diablo, que no es dualista ni equilibrada, sino que se rige por el lema de que Todo es gracia. Para esta lucha contra las fuerzas del mal, la adolescente Blanca de la Force sólo cuenta con su espíritu de infancia, que es la bienaventuranza de los que se despertarán en el hombro de Cristo, la de los niños humillados, situación que denunció incansablemente Bernanos por Europa. También aporta el escritor a esta historia, sus personales giros narrativos, los cuales se aprecian desde el comienzo.
    El título responde a una premisa: Un grupo de personas que han decidido morir por una  causa, sin descender de momento a cuál sea esta, ¿de qué hablarán?, ¿utilizarán palabras convencionales y oportunas, quizás políticamente correctas?, ¿esconderán sus miedos, guardarán para sí los sentimientos? Con un lenguaje directo, sin reservas de realidad y descendiendo hasta el límite de cada pensamiento, la obra expresa con realismo naturalista la capacidad de entrega del ser humano y su superación del límite con la Gracia.
Mártires carmelitas de Compiègne.
Estampa de devoción popular.
   Bernanos logró sustentar los diálogos en una estructura narrativa sin fisuras, a pesar de las lagunas que se desprenden de la documentación histórica. Blanca de la Force, una joven de alta cuna, pide a su padre que la lleve al convento de Compiègne porque se siente llamada por Dios para entrar en el Carmelo. La priora entiende que en realidad no tiene vocación, sino el capricho de niña malcriada. Por esto impide que Blanca pueda realizar los votos. La priora también solicita a la comunidad y a su anciano capellán que, tras su tránsito, tampoco ellos le permitan entrar en la orden. Al final fallece la priora, tras una agonía recostada en el pecho de Blanca, sin que esto le abra las puertas. Pero Blanca, auténtico corazón de carmelita,  no abandona. La fama de ilusa y despistada que le crean las otras novicias no le favorece a sus intenciones de entrar en el Carmelo, para lo cual sólo requeriría al anciano capellán como testigo de sus promesas. Pero una tarde, el Comité revolucionario irrumpe en la clausura del convento para comunicar que el edificio y las tierras pasan a pertenecer al pueblo revolucionario. También les anuncia que las religiosas dentro de un plazo, han de integrarse al resto de la población, dejando de vestir sus hábitos y viviendo en grupos de no más de dos personas, bajo la pena de guillotina en caso de no cumplirlo. Y para acabar, el Comité indica que Blanca, dejando entrever que ha habido una gestión familiar, al no haber realizado aún sus votos, puede regresar con su padre. Los diálogos de gran belleza sobre el valor de la entrega de sí mismas se suceden. Aprovechando una ausencia de la priora, quien no quiere que sus hijas asuman más compromisos, las religiosas se reúnen. En la asamblea deciden no sólo no renunciar, sino realizar un voto más, la del martirio. Blanca se encuentra presente y, pese a realizar un ademán de esconderse, también realiza el voto. Llegado el tiempo, los revolucionarios asaltan el convento y las religiosas son apresadas, salvo Blanca, que se ha fugado, vertiendo la vergüenza de su cobardía sobre toda la orden. Las religiosas son juzgadas y condenadas a muerte. Inician la subida una a una al Cadalso, uniéndose cada una al himno entonado por la precedente, y silenciado respectivamente, del Veni creator. De la comunidad primigenia parecen haberse librado de la guillotina el anciano capellán y la joven Blanca. Este es el punto en que debemos remitirnos a la lectura del libro reseñado.
   Vale la pena no desperdiciar la oportunidad de disfrutarla al menos una vez en la vida, aunque con una reserva: Si es Vd. joven y su preocupación es la del siglo, no lo haga ahora. Haría bien en esperar unos años. La razón es que los diálogos de este libro se construyen sobre la base de conceptos indeterminados, conceptos en blanco referidos al valor de las cosas que se entregan, que se renuncian, etc., conceptos que se han de llenar con las propias experiencias vitales. Por esto a partir de la edad madura podrá leerlo con frutos. En caso de que tenga gran interés, la solución está en leerlo en más de una ocasión. Si lo hace, comprobará que ninguna lectura es igual. ¡Cuánto cambiamos mientras existe el tiempo!

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