martes, 29 de abril de 2014

El fin del romance: Graham Greene siempre aporta.




     Es la historia de una infidelidad matrimonial. Hasta aquí, bastaría para que la cinta quedase en el olvido ... sino fuera porque está basada en una novela de Graham Greene y dirigida por Neill Young. Los giros narrativos; la intensidad del conflicto entre las apariencias y la realidad tan propia de N. Young;  la dimensión ética de los personajes, atribuible más a G. Greene; y la música de Michael Nyman, minimalista, acorde con la realización de Young, hacen de la película algo mucho mayor que la expectativa de su argumento.
   Sarah Miles conoce al novelista Maurice Bendrix durante una fiesta que da su marido, Henri. Ambos viven un apasionado romance durante la segunda guerra mundial en Londres. Pero, durante un bombardeo alemán, una bomba alcanza la casa que en que se encuentran los amantes. Sarah dice súbitamente a Maurice que dejará de verlo. Maurice y Henri sospechan que Sarah tiene otro amante, un cuarto Personaje. Contratan a un detective para averiguar la identidad del Personaje en discordia. ¿Quién es la Persona que ha cambiado tan radicalmente el corazón de Sarah? ¿Qué sucedió en los breves minutos en que Maurice permaneció inconsciente por los efectos de la bomba?
      Dios está presente explícitamente en los diálogos de la cinta:
    M. Bendrix escribe una carta "Te odio, si es que existes". Al final de la historia, ha cambiado algo su postura "Creo que existes, pero déjame solo". 
      Tras la pérdida de conciencia por la bomba, Maurice despierta y encuentra a Sarah de rodillas junto a la cama:
   - Qué hacías en el suelo?
   - Rezaba
   - ¿A qué?
   - A cualquier cosa que pudiera existir.


      Y a continuación, Sarah se despide:

   -  El amor no se acaba sólo porque dejemos de vernos.
   - Ah, ¿no?
   - La gente sigue amando a Dios,¿no? Y pasa toda la vida, sin verle.
   - Esa no es mi clase de amor.
   - Puede que no haya otra.
   Los temas de la película,  el matrimonio, el adulterio y Dios, son las grandes preocupaciones temáticas que recorren toda la obra de Graham Greene. En la cinta, Sarah, teniendo marido, aunque no hijos y estando el matrimonio herido ya por una infidelidad y sin sentir atracción física recíproca, se entrega completamente a Dios. Para Greene esa es la opción ética, la elección heroica. Para ello, ha pasado a vivir con su marido como si fueran hermanos.
    La vida y la obra de G. Greene nos habla del Espíritu, del Dios que sorprende, del Septiforme que expresan algunas liturgias medievales. Son inquietantes las coincidencias de las obras de ficción y la vida personal de G. Greene. Un hombre en busca de Dios desde un matrimonio a la deriva es, en cualquier caso, la postura del malabarista del Titanic. Pero, como los trabajadores de la Parábola, el personaje G. Greene encontró a su Creador en la última hora.
   En una primera parte, recorremos los acontecimientos según la narración de uno de los amantes. La segunda, es la lectura del diario del otro de los amantes, ya fallecido. 
   Lo que dice el amante primer narrador es evidente. Lo que explica el diario del segundo, le da sentido pleno y profundo: todo cobra sentido. Esa es la definición de símbolo.
   La zafiedad del argumento termina y se supera porque la película es un himno. Graham Greene siempre aporta.

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