lunes, 27 de octubre de 2014

El viaje de tu vida




   Cuando contaba con sólo veintisiete años, la australiana Robyn Davidson realizó una larga travesía. La futura escritora cruzó el desierto central del país oceánico, haciéndolo acompañada únicamente de cuatro camellos, de su perro, de un guía aborigen y, a tramos, de Nick, un fotógrafo de National Geografic.
   El género al que pertenece El viaje de tu vida es el de las road movies. Pero no es una cinta al uso de esta categoría. Lo característico de las películas de carretera es que el protagonista viaja físicamente, pero también lo hace interiormente. Por esto alcanza su destino con mayor madurez que cuando partió. Por ejemplo el granjero que se va reconciliando progresivamente con su hermano que se está muriendo en Una historia verdadera (1999) o el viaje de Ernesto Guevara en su último curso de Medicina, en que va observando distintas condiciones de vida en Historias de una motocicleta (2004). Quien va madurando conforme avanza el relato en El viaje de tu vida es otro personaje.
   La fotografía de Mandy Walker hace del cielo, un personaje omnipresente. En unas ocasiones, se muestra hospitalario, en otras, opresor. Su ciclo de luz va marcando las jornadas de camino. En realidad es cielo el protagonista.
La escritora Robyn Davidson y la actriz Mia
 Wasikowska que le da vida en la película
   Acercándonos al quid de la película por descarte, seguro que tampoco es un thriller. El guión está basado en el libro Tracks de la propia escritora Robyn Davidson. Sobre los peligros que corrió en el desierto, uno algo sufre por la vida de la escritora. Pero conociendo con anterioridad cuál es la fuente del guión, su salvación aparece previsible. Máxime si aparece risueña durante la posproducción con la actriz que la encarna en la pantalla.
   Por tanto es una buena cinta para espectadores que busquen propuestas estéticas. En este sentido El viaje de tu vida ha llegado para quedarse.     

sábado, 18 de octubre de 2014

Chesterton: Nacer en una familia es un cuento de hadas


En busca de la belleza del modelo de familia
   Chesterton contestó los ataques contra la familia provenientes de intelectuales de su tiempo (Nietzche, Bernard Shaw, Conan Doyle) en sus obras Herejes  (1905) y La superstición del Divorcio (1918). Nos encontramos casi un siglo después a las puertas de un Sínodo que versa sobre la pastoral de la familia en la evangelización. Pese al tiempo transcurrido, esa institución no deja de suscitar cuestiones.  El presente artículo tiene como objeto presentar el pensamiento de Chesterton sobre la familia.
    Chesterton afirma de forma taxativa que los que atacan a la familia se equivocan. Pero también dice que los que defendemos ese concepto porque pensamos que es pacífico, agradable y unánime, también nos equivocamos. “Hay otra defensa de la familia que es posible” y para él evidente: “esa defensa es que la familia no es pacífica ni agradable ni unánime”.
   El momento en que nos encontramos a la familia por accidente
   En la vida hay momentos en que tenemos el control. Nosotros hacemos nuestros amigos. También nosotros elegimos nuestros enemigos. Pero la familia nos viene dada al azar. De ahí, la riqueza y diversidad de esta, pero también  las divergencias entre los miembros.
   De esta forma nuestro hermano George no está interesado en nuestras preocupaciones religiosas, sino que todo su mundo es el Trocadero Beach Club. Eso nos hace pacientes, viendo en George, lo que le preocupa a toda la Humanidad.
    Nuestra hermana Sara quiere ser actriz. Esta actitud de Sara sigue poniendo a nuestra familia dentro de la Humanidad.
   Nuestro tío Henry no aprueba las ambiciones de Sara. También tío Henry hace que esta familia se parezca a la Humanidad.
   De ese modo las familias son desagradables. Los familiares- insiste - son cargantes por los mismos motivos que la Humanidad es cargante. George es superficial igual que la Humanidad. Sarah es soñadora y poco práctica, igual que la Humanidad. El tío Henry es estúpido, como la Humanidad … y viejo, igual que la Humanidad.
   Las favoritas de G.K.C.
   Durante su vida Chesterton dirige su afecto especialmente a las familias víctimas de las injusticias del capitalismo. Porque ve que tienen defectos, es decir, porque verdaderamente tienen razón los que atacan a la familia, es por lo que Chesterton la considera la institución perfecta.
   Orgullosos de nuestra familia
   Para que, quienes vivimos en una familia no pacífica, divergente o desagradable, elevando la autoestima pasemos a vernos – no es necesario transformarla- como la perfecta familia, el consejo de Chesterton, seamos adultos o niños, seamos la parte fuerte o la parte débil, es la siguiente operación:
    1. ceder el control, renunciar uno a su parte y
    2. cambiar el punto de vista al del más vulnerable.
   Si has vivido, lector, en una familia y persistes, ya conoces la operación – renunciar, ceder, adoptar el punto de vista de otro, abandonar el control. En definitiva, se trata de hacer de nuestra vida no un libro de metafísica, sino una novela o mejor, un cuento de hadas. Y si la receta de Chesterton funciona, deberíamos terminar en ese cuento.
   La trama de toda novela sobre la familia siempre empieza con un romance. Pero al flirtear ejercemos un cierto control. Eso depende de nosotros, por ello la aventura suprema viene a ser …
    Nacer, algo verdaderamente nuevo  
    Aquí tenemos algo que no habíamos soñado: Nuestro padre y nuestra madre están al acecho y no nos dejan ni llorar tranquilos (“qué tendrá”, “es hambre”, “qué le pasará”,  “está destapado”, “tiene frío”, “tendrá sed”, “es propio de tu familia”)  y saltan sobre nosotros, como los bandidos de entre el boscaje. Acto seguido vemos por primera vez al tío George. Y nuestra tía Sara parece, toda nervio, un rayo sobre el papel azul oscuro de la habitación. Y sobre ese azul veremos cambiarse el sol ¡cada día!, porque “oh mundo de los mundos”, ese sol volverá mañana y por eso graba en el verde oscuro con letras de fuego ¡See you tomorrow! De eso, Chesterton tiene una buena explicación: “Cuando ingresamos en la familia por el acto de nacer, ingresamos en un mundo que es incalculable, un mundo que podía vivir sin nosotros, un mundo que no hicimos nosotros.” Y esto, lector, es la definición exacta de cuento de hadas.
    Es en este cuento que no escribimos y cuyo orden no dispusimos, que nos sorprendemos sin tener el control. Habiéndolo abandonado, aceptamos la familia que nos tocó al azar. Y la que ya no era pacífica, sino desagradable y divergente, ahora es la familia más perfecta que pudiera existir: la tuya. Y nos sentimos orgullosos de ella.
*   *   *

    En el próximo Sínodo Extraordinario sobre la pastoral de la Iglesia en el contexto de la evangelización reflexionaremos sobre la familia. Nos preguntamos si es aplicable el pensamiento de Chesterton. La respuesta depende en si podemos ver la Iglesia como una familia. Y en caso afirmativo, ¿es una familia agradable, pacífica y unánime – tal como a veces nos gusta presentarla?, ¿cuándo nacimos en ella, habíamos dispuesto nosotros su orden? Abandonar el control del entorno y la necesidad de elevar la mirada son las recetas de Chesterton. Y la del redactor es ir a la fuente: leer a Chesterton. Esta es una de las mejores recomendaciones que les puedo ofrecer.
Publicado en Aleteia, 15-10-14.

viernes, 17 de octubre de 2014

Chesterton, la función de educar a los hijos

Que nadie usurpe esa función


  El escritor inglés Gilbert K. Chesterton (1874-1936) trató en diversos ensayos sobre la familia. En la actualidad, la Iglesia ha convocado un Sínodo Extraordinario cuyo objeto es la pastoral en ese campo. Estamos publicando en aleteia una serie de artículos sobre el pensamiento de Chesterton acerca del modelo familiar. El presente versa sobre los niños en la familia.    
   Tras la I guerra mundial hubo un tiempo de escasez en Europa. En ese marco de pobreza, a Chesterton no le parece rentable que para el trabajo que queda sin hacer, se contrate a otras personas. Ese es el mecanismo de una costumbre arraigada en las familias inglesas, el cual consiste en incorporar a la casa diversas profesionales: asistentas, planchadoras, niñeras.
   Las sustituciones sucesivas
   Para el trabajo del hogar se contrata una asistenta, plantea Chesterton. Esta a su vez debe pagar a alguien para que haga esa labor en su casa. Y así sucesivamente. De esta forma se satisface el viejo sueño capitalista de un infinito acopio de asistentas.
  También está la planchadora. Lo intolerable, dice Chesterton, es que acabemos haciendo la colada de otros, sobretodo si visten delantal.
   Y la niñera. Lo gracioso de esta profesión es su gramática. Niñ- es un genérico que tiene regusto a “colectivos de niños intercambiables”.
   Pero el niño no precisa tanto de una niñera, sino de la más individual atención de los individuales padres al individual niño.
  Sólo las cosas destruibles y partibles se pueden intercambiar. A nadie se le ocurre ir a una escuela y decir “Póngame veinte centímetros de niño”. Posiblemente saldría en todos los periódicos. Además de la ignorancia que supone no saber dónde empieza y termina un niño. Por ello a la par que individual, el niño es indivisible. Y su educación es la función menos intercambiable de la familia.
   La familia es insustituible
   Pero ese principio corre peligro. En la educación temprana los padres son amateurs, con un conocimiento basado en las experiencias. A continuación aparece el oficialismo de los padres, muy rígido en la acción y más amoroso en el propósito.
   Después llega la escolarización. La educación moderna está basada en que un padre tiene más posibilidades de ser cruel con su hijo que cualquier otra persona.
   Así una madre no es siempre sensata en cuanto a la dieta de su hijo, así que la escuela lo entrega al doctor Crippen. Se opina que un padre no enseña a sus hijos la moralidad más pura, así que lo pone bajo la tutela de Eugene Aram.
   Debemos hacer una breve explicación. Chesterton acaba de poner a cada niño en manos de sendos delincuentes conocidos en su época. Hawley Harvey Crippen, el dietista, era un homeópata americano que fue ahorcado por el asesinato de su esposa. El encargado de la moral del niño, Eugene Aran, fue un maestro sospechoso de fraude, que además mató a su cómplice, siendo por ello ejecutado.
   Esto nos sitúa en un escenario de mal pronóstico: Se presume que son más crueles los padres que aquellos conocidos criminales. Y eso es como pensar que, al robar unos lobeznos, la loba no los defenderá. Por ello cuando el principio coercitivo complete su proceso, cualquiera será considerado bueno para educar a nuestros hijos, cualquiera…  menos sus padres.
  Pero Chesterton, como el conejo que el mago saca de la chistera, nos sorprende con una generosa cantidad de optimismo. Para ello hace un giro de 180 º y nos remite a un modelo de familia, siendo una, en la que Dios fue educado, creciendo en estatura, sabiduría y Gracia.
   La solución se ve al revés
   Cuando una imagen la han girado, entonces hay que hacer la operación inversa. Eso es lo que sucedió con la familia en la civilización pagana. El Cristianismo- dice Chesterton-  es la revolución más asombrosa que se haya imaginado nunca. Pero esa gran fuerza no destruyó el mundo pagano. Sólo lo invirtió. Es decir, “no negó la tríada de
1. padre,   2. madre e  3. hijo;
simplemente la leyó al revés, convirtiéndola en
3. hijo, 2. madre y 1. padre.
    Eso no se llama ya familia, sino la Sagrada Familia”.
   ¿Qué enseñanza aprendemos de Chesterton para la educación de nuestros hijos? Más que enseñanza es una actitud: mirar arriba, sea en la postura que sea, porque muchas cosas se vuelven sagradas al darles la vuelta patas arriba. Y María, que guardaba aquellas cosas en su corazón, tendrá la mirada puesta en la Iglesia.

   Ese reflexionar sobre la belleza y los valores de la familia, junto con llegar a aquellas que están pasando situaciones difíciles, ha motivado al Papa a convocar el Sínodo Extraordinario en la Iglesia. Con esta serie de artículos, queremos acompañarles en ese camino. Es ambicioso, pero creemos que vale la pena: Chesterton conoce su oficio y … ya empezamos a ver las cosas.
 Publicado en Aleteia, 5-10-14, con el título
Chesterton: ¿Cómo el Cristianismo salvó la familia? ¡Dándole la vuelta! 

jueves, 16 de octubre de 2014

Familia: futuro imperfecto

Cómo contestó Chesterton a los que se oponían a la familia

A Jaume Vallcorba. In Memoriam
Gracias por haber editado con oficio a Chesterton en castellano
   Tras la I Guerra Mundial existía un descenso demográfico en toda Europa. Algunos partidos habían propuesto una ampliación del divorcio. Entonces Chesterton publicó el libro La superstición del divorcio (1918), que venía a desarrollar el esquema inicial de Herejes (1905). El objeto de este artículo es exponer su filosofía sobre la institución de la familia.
    Sostiene Chesterton que la variedad de miembros en la familia, supone una riqueza, pero también provoca divergencias.
   La discreta tendencia a evadirse
   En momentos de dificultad, imaginamos cómo sería nuestra vida de haber nacido en otra familia, o de habernos casado con otra persona. Pero no lo podremos saber nunca, a menos que sigamos su consejo: “bajar por la chimenea a cualquier casa, al azar”, y relacionarnos lo mejor que pudiéramos con la gente que hubiera en ella. Y esa es exactamente la definición de nacer.
   Intentamos seguir con nuestro plan de huida. Entonces lo llevamos a cabo volcando nuestro amor en personas que se hallan en el extremo opuesto del planeta, por ejemplo proporcionando alimentos a madres pobres de Africa. Esto nos dará algunas ventajas: aquellas personas no se enfadarán si llevamos una mancha en la corbata. Tampoco nos arruinarán el domingo con un plan inoportuno. De esta manera con ese plan de huida, uno sigue el principio de alejarse de su casa y tiene pronta la justificación: dice que huye de su familia porque es aburrida. Falso; huye de su familia porque es de largo muy excitante. Y es excitante porque es exigente. Y es exigente porque está viva.
   El divorcio no es solución
   Finalmente si del marido hablamos, tendrá dos posibles evasiones. El suicidio y el divorcio. Son los dos viejos consejeros que acompañan a todo desesperado. El divorcio libera del matrimonio y el suicidio ... también. Pero se distinguen estadísticamente, pues el fin de la vida sólo es uno, mientras que en los países con legislación divorcista, el amor muere cada día.
   Sin embargo, el fin del romance no tiene porqué hundir el barco, porque el matrimonio no se sustenta en ese sentimiento, sino en una promesa formal que hicieron marido y mujer. Por eso al hombre que se divorcia, no le acusa de romántico, sino de traidor, diciéndolo no porque el barco se haya hundido, sino porque lo ha abandonado uno de sus capitanes. Lo que se deshace el divorcio no sólo es esa promesa, sino también el corazón del que ha permanecido fiel a lo que prometió.
   Conscientes de lo que deshacen, quienes promueven el divorcio a la vez proponen una contramedida que compense las pérdidas y los alimentos. Eso supone un doble acto de fe: en el talonario y en un buen abogado. Y respecto a los que piensan que la traición y la tragedia se curan con dinero y un abogado, no pondríamos la mano en el fuego por  la honorabilidad de su pasado.
   El amor como sacrificio                                                                      
    Pero el escritor inglés considera desacertado el cliché romántico del amor como sentimiento. En realidad es algo más esforzado: A nuestra mujer la hemos de amar simplemente porque “está allí”, por el hecho “ser-nuestra-esposa”. A nuestro padre lo hemos de querer meramente por la razón “ser-nuestro-padre”. Y amando a la Humanidad que nos ha sido dada, lo hacemos a toda. Es decir, en familia vivimos el Evangelio. Por ello los ataques a la familia en realidad tratan de prevenir todo Cristianismo.

   Para buscar soluciones, cada una de sus palabras se dirige a elevar el ánimo, igual que cada árbol, aunque sus ramas vayan en diferentes direcciones, apunta al cielo. Por ello continuaremos presentando recetas familiares en la dirección que apunta.
 Publicado en Aleteia, http://www.aleteia.org, 30-9-14, con el título 
La familia según Chesterton: Futuro imperfecto.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Chesterton, familia y matrimonio


     UNA VISIÓN CHESTERTONIANA DE LA FAMILIA
    Nos aproximamos al inicio del  sínodo extraordinario de obispos sobre Los desafíos pastorales de la familia, en el contexto de la Evangelización. Por ello, se abren tiempos propicios.
    Es el momento de aportar mi grano de arena.Se trata de pasajes de Chesterton en que ofrece una visión, no de una familia distinta, sino de un punto de vista distinto de la familia. Tienen la frescura de estar escritos desde el ruido de la batalla, defendiendo la institución frente a la amenaza de una ampliación del divorcio y a los ataques de algunos intelectuales y de los medios, que estaban formando una opinión pública propicia esta reforma divorcista.
    Irrumpió en esta opinión pública, mediante  la puplicación de su opúsculo La superstición del divorcio, de un género panfletario aún no devaluado, y lo hizo invocando que los matrimonios han de ser perdurables, para lo que realizaba una comparación de la institución conyugal con el servicio de Correos de S.M
    La palabra buzón no es poética. Pero el objeto buzón es poético: es el sitio al que amigos y amantes confían sus mensajes, conscientes de que una vez que lo han hecho éstos son sagrados y no deben ser tocados, no sólo por otros, sino ni siquiera (¡contacto religioso!) por ellos mismos ... Echar una carta al buzón y casarse son de las pocas cosas que quedan que son totalmente románticas; porque para ser totalmente romántica una cosa debe ser irrevocable.
    Un buzón, en otro país, no. Pero si alguno de Vds. ha visitado el Reino Unido, coincidirá en la seriedad, en cierto modo religiosa, que implica su comparación con el matrimonio.

martes, 19 de agosto de 2014

CHESTERTON. THE WRITER'S CUT


   Les presento el "montaje del redactor" del artículo sobre Chesterton que apareció en la revista aleteia durante el  mes de mayo de 2014.

   En las publicaciones digitales, existe un rito que posiblemente fue religioso en sus inicios. Se trata de la entrega del artículo. Este rito supone una dolorosa separación para el escritor. Al editor, en cambio, le nace la oportunidad de tomarse alguna licencia con la obra que se le entrega.

    El primer motivo para ofrecer este pdf es facilitar al lector la obra tal y como fue concebida.

   El segundo también es en beneficio del lector, facilitándole en un único soporte las partes fraccionadas del artículo que circulan por la red. Esto permitirá leerlo en el orden en que originariamente fue creado.

   Y el tercero es incluir una novedad. Una que, de no ser aplicables los anteriores motivos, aún así justificaría por sí sola el pdf. Se trata de una noticia-resumen que, sin adelantar su lectura, da un enfoque más chestertoniano al artículo.

S'Agaró en verano de dos mil catorce. 

     Es un honor poner en tus manos, el                     

miércoles, 13 de agosto de 2014

Julián Marías: El mayor error moral del s. XX ha sido ha sido la aceptación social del aborto.



    En el marco del centenario del nacimiento de Julián Marías presentamos este artículo, en que exponemos su pensamiento sobre el aborto y las ideas y acontecimientos que le condujeron a posicionarse públicamente a favor de la vida.
   Nadie puede permanecer indiferente ante las cosas. La filosofía de Marías es incompatible con el quietismo. Al hombre en general, le interesan las cosas porque está completamente arraigado en la Historia. Pero a los cristianos, nos afecta en particular, porque se nos ha rebelado que hay Vida después de la vida. La resurrección nos refiere la importancia de las cosas. Para el cristiano todo adquiere una importancia extraordinaria – decía en una entrevista- Si no tuviera tanta importancia esta vida nuestra, como proyecto, ¿no podría habernos colocado directamente Dios en la otra, en la perdurable?”.
    Como decía un santo coetáneo de Marías, el fundador del Opus Dei, la resurrección y el Cielo son la respuesta elocuente - no hacen falta más palabras- a la pregunta sobre el valor de las cosas y de las personas. 
    Este afán por conocer todo, le llevó a la Ciencia.
Jérôme Lejeune, médico parisino que descubrió
la etiología cromosómica del síndrome de Down.
    Por ello, mostró también curiosidad por lo científico. Para estudiar el aborto se asoció con el médico Jérôme Lejeune, uno de los padres de la genética moderna,  cuya colaboración fecunda se ha reflejado en el libro de Enrique González, Dejar vivir (Ed. Rialp, 2013).
El mayor error moral del siglo XX ha sido la aceptación social del aborto.
    Marías pronunció diversas conferencias sobre el aborto. Una fue particularmente emblemática. Se realizó en 1983 en la Universidad de Salamanca, con una asistencia multitudinaria y con repercusión también en los medios (ABC, Cuenta y Razón).
   Marías dice que respecto al aborto, se ha de separar la razón de las creencias religiosas, para alcanzar una solución universal. El enfoque religioso-cristiano es válido para los católicos, pero no exportable a los no creyentes. El punto de vista científico-biológico, sólo será vinculante a los que profesan la Ciencia como si fuera una Fe, a los cientifistas. Es necesario pues, construir un planteamiento antropológico que se fundamente en “ideas elementales”:
   1. El niño que va a nacer responde a las dicciones “quién”, “alguien”, porque es una persona. No le corresponde “qué”, “algo”. No es una cosa, es una persona.
    2. El niño por nacer es una realidad que irrumpe como novedad. Distinto a su padre y a su madre. No es parte de esta última, sino que el cuerpo del niño está alojado en la realidad corporal de la madre.
   3. El niño no nacido es una realidad viniente, un proyecto inacabado, una trama hacia su desenlace, como lo es cualquier otro ser humano, también el adulto. Y llegará, si no lo matamos por el camino.

   No expresaba que el aborto fuera algo malo en cuanto crimen, o  pecado. De hecho, sabía que descalificar el aborto como inmoral o ilegal, es tan poco como insinuar que son malos el homicidio, el asesinato o el infanticidio. Decía Julían Marías que la "monstruosidad" del s. xx había sido, respecto al aborto, su aceptación social.