Este documental muestra la figura de Unamuno desde un enfoque social y político. Cuenta con colaboraciones de especialistas como el antropólogo José Antonio Ereño o el hispanista Robert Lemm y la Directora del Museo Unamuno de Salamanca, Ana Chaguaceda. Destaca el incidente en que el rector de Salamanca, estando con los militares en un acto académico, improvisó un discurso contra el régimen: "Vencer no es convencer". Un diálogo entre la narradora y una voz en off que representa Unamuno va recorriendo momentos clave de su vida en un contexto político.
martes, 11 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
Unamuno, el hombre roto al que la oración condujo al amor
Es
coetáneo de la Generación del 98, aunque se individualizó pronto en este grupo
literario. Entre los escritores de esta generación, fue el mayor receptor de
influencias extranjeras. Así recibió la secularización del racionalismo
europeo, siendo importante para él la influencia de Hegel. También muestra su
personalidad en los temas. Para sus coetáneos, tras la pérdida de las últimas
colonias de la nación, la cuestión de referencia era la de España. Pero en
Unamuno no se daba este interrogante porque tenía muy claro que España es su religión … hasta mi Cielo es
español. En este artículo veremos cuál era la percepción que tenía Unamuno
de las cosas desde su sentido religioso.
Ciertamente tenía
peculiaridades, las cuales han dado lugar a un adjetivo que incluso está
incorporado al Diccionario: unamuniano.
Sin embargo en su juventud tenía los mismos sueños y anhelos que cualquier otro
ser humano.
Al principio, cuando era feliz
Amarlo
todo, comprenderlo todo. Este es el lema de su juventud, que refleja un
sentimiento típico de Castilla. Esta visión práctica le llevaba por ejemplo a
opositar cuando tenía necesidad de aposentarse socialmente. Así lo relata un amigo de la infancia: Al comparecer ante el tribunal respetable,
sacaba sin turbarse la papeleta de la suerte. Y rompía a hablar: “Sobre esto,
fulano dice … y mengano añade”… Cuando el éxito era indudable, cuando le
bastaba callar para haber vencido,… añadía imperturbable: “Y yo digo…”. ¡Lo que
decía él!... Los sabios profesores se decían confidencialmente: “¡Sabe más que
nosotros!”. El resultado … era siempre el mismo: una calificación que
proclamaba su sabiduría pero lo excluía de la cátedra. Ganó la cátedra de
griego en la Universidad de Salamanca, diciendo la resolución: Ninguno de los candidatos sabe realmente
griego, pero sólo uno, Unamuno, tiene capacidad para aprenderlo. Con esta
cátedra pudo casarse y establecer su hogar en la ciudad helmántica. Fueron
tiempos de gran felicidad: En los ojos de
mis hijos hay esplendor de alegría y de vida.
Comenzó a opositar para para fundar una familia |
Un familiar recuerda que cuando
estaba dando clases, si un alumno se encontraba distraído, en el momento que
menos se lo esperaba le hacía la pregunta:
-¿Está
Vd. preparado para la muerte?
El descenso empezó con el
pensamiento de la muerte. De ahí pasó, a girar todo en torno a esa idea.
Finalmente, la fe no se sostuvo en un temperamento tan escrupuloso.
Los períodos intermitentes de fe
El especialista Charles Moeller,
atribuye estas crisis al efecto nocivo de las abundantes lecturas escogidas
arbitrariamente y lo ilustra con un dato: tras su muerte, se contaron en su
biblioteca hasta ocho mil volúmenes, además de ellos casi todos estaban anotados.
Él mismo reconoció “la cantidad ingente de filosofía que me engullí”, que le
provocó un desorden, no sólo en la fe, sino en las tendencias psicológicas
profundas. De ahí que se alternaran en Unamuno períodos de creencia, con otros
de incredulidad.
En
España, había alguna de las orientaciones de la catequesis escolar en que se primaba
la moral respecto a otros aspectos de la religión, lo cual impedía a los
muchachos aceptarse como imperfectos, perdonarse sus limitaciones. De esta
forma, las ideas de condenación se convirtieron también en obsesión temprana. Este
tipo de enseñanza de la religión, unida a la predisposición de su psicología
escrupulosa, hicieron que Unamuno viera otro don volatilizarse.
Una esperanza desesperanzada
La
esperanza cristiana se ha ilustrado como un puente que se apoya sobre dos
pilares: uno es la llamada de Dios al ser humano y el otro, la promesa de
salvarlo. Pero la de Unamuno es un puente tendido en el vacío, se apoya
únicamente en saber que va a morir.
La obra se publicó en la revista La novela de hoy |
Este aspecto lo explica en
una breve novela, San Manuel Bueno Mártir
(1931). Su protagonista, Manuel Bueno es un sacerdote rural. Sólo le distingue una cosa de los otros
sacerdotes: Manuel Bueno no tiene Esperanza. Cuando en la misa dominical reza
el Credo, en la parte donde dice en la
resurrección de los muertos, él calla.
Don
Manuel Bueno, es el alter ego de
Unamuno. Con la misma actitud del personaje, Unamuno pone su esperanza constantemente
a prueba. No carece de esta virtud, pero en ocasiones se ofusca y pierde la
conexión con las referencias permanentes: Dios y la resurrección y el Cielo que
promete.
Llama
la atención que, a pesar de estas faltas de fe y esperanza, Unamuno no renuncie
a la religión que heredó de su madre, practicó en una parroquia de un barrio popular
y maduró en reuniones juveniles de los jesuitas en Bilbao. Este contraste
amontana las preguntas: ¿De dónde sacó las fuerzas Unamuno para continuar con la
religiosidad que aún le quedaba? Y también, ¿ a qué ámbitos dirigió su virtud?
Y a través de la oración
Sus
plegarias son líneas de diálogo que ascienden verticalmente hasta el Cielo. Y
estas tienen su comienzo siempre en su ciudad: Salamanca.
Esta
ciudad alimentará su oración. Recibirá las palabras del sol “que ha dorado las
piedras de sus torres, sus templos y sus palacios”. Al ser Salamanca una ciudad
de luz, también es umbría. De ahí que le viniera la costumbre de mirar su
propia sombra y, al caminar por los campos, le preguntaba a Dios: “si él era
algo más que una sombra, si era un hombre real, un hombre de carne y hueso”. Esta pregunta, en que cuestiona la propia existencia, era recurrente entre los racionalistas. Es el pienso luego existo de Descartes. No es ajena a la naturaleza humana e incluso, puede resultar agradable a la razón. Y el hombre siempre busca lo agradable, pero acaba compadeciendo a quien sufre.
Unamuno
tenía predilección por los Cristos realistas, sangrantes de la piedad popular.
Estas figuras las observaba en las
semanas santas de Bilbao y Salamanca. La atracción que sentía por ellas pone de
manifiesto que la fuente de su oración es la Cruz de Cristo. Y este dolor de la
humanidad del Crucificado es la que alimentaba su caridad.
… al Amor al pueblo que le había sido dado
Unamuno en los campos de Salamanca |
Al
ver a Cristo con la Cruz, para Unamuno la actividad de amar sólo se realiza
cuando hay dolor. Por esto el amor es compadecer, sufrir-con. Las penas
personales, las de cada uno, las debe tragar el corazón, porque nuestro dolor
sólo sirve de algo cuando se une al del pueblo: “Sólo el dolor del pueblo
santifica”.
El
enamorado vive para su pueblo, para perpetuarlo y perpetuarse. Por esto el
hombre cuando se incorpora a un pueblo, se une al espíritu de este y así, se
eterniza. Esta noción la defiende en Del
sentimiento trágico de la vida, ensayo que fue incluido en el hoy derogado Índice de Libros Prohibidos. Pese a que
la idea de unirse el hombre a una sustancia espiritual para perdurar tiene la
apariencia de herejía gnóstica, el rector de Salamanca no iba desencaminado, siempre
que se le sepa entender, porque la incorporación al pueblo que peregrina, a la
Iglesia, es lo que da la Vida.
Unamuno tuvo diversos pueblos: sus alumnos de Salamanca,
las gentes de su tierra vasca, cuya lengua apoyó en su tesis doctoral, y su matrimonio,
del que tuvo nueve hijos.
El pueblo que había recibido fue su
amor. Y servirlo, su vocación.
miércoles, 29 de octubre de 2014
Diálogo de carmelitas: Cómo Bernanos realizó de una estampa, una obra cumbre de la Literatura
En el V centenario de Santa Teresa de Jesús, hemos querido presentar un libro que guarda especial relación
con la santa reformadora, al narrar el martirio de unas carmelitas que habitaban un convento de Francia. Hasta aquellas tierras había resuelto extender las fundaciones por el dolor que experimentó, según explica en Camino de Perfección, al ver el daño que habían ocasionado los
luteranos entre los franceses. Cuatro siglos después otro francés, George
Bernanos, narró en Diálogo de Carmelitas la
historia de las dieciséis hijas de Santa Teresa del convento de Compiègne martirizadas durante la Revolución francesa el 17 de julio de 1794.
Dice
la Historia que estas dieciséis carmelitas recibieron un juicio sumario y, el
mismo día, no sin sorpresa de los testigos, subieron a la guillotina por su
propio pie cantando el Veni creator. Fueron beatificadas por Pio X el 27 de mayo de 1906. El relato de Bernanos no es sencillo encontrarlo en castellano, por esto indicamos que existe una edición en papel y otra en e-book en Ed. Monte Carmelo.
Como
el relato se refiere a hechos históricos que se encuentran documentados han sido diversas las versiones y adaptaciones que se han realizado del martirio de las carmelitas de Compiègne. Esta diversidad ha sido importante para la difusión
de estos hechos porque de no ser por la brillantez narrativa de los escritores
que se fijaron en ellos, únicamente habría quedado constancia en las
hagiografías de los breviarios. Existe una versión con el título de La última del patíbulo de la alemana
Gertrud Von Le Fort. Bernanos conocía el texto alemán, pero no lo tenía consigo mientras escribía sus Diálogos en Túnez.
Este
es el testamento literario Bernanos pues, gravamente enfermo y con fiebres altas, quiso alternar su Vida de Cristo
con la escritura de estos diálogos, cuyo último manuscrito, ya con una
deficiente caligrafía, tuvo que ser descifrado por su voluntariosa secretaria.
Bernanos, el Profeta, el escritor que nos transporta a lo eterno, encontró en el martirio de las carmelitas de Compiègne la historia que se ajustaba a su cadencia temática. La clave de Bernanos es siempre el misterio pascual: el paso de la muerte a la vida. De esta forma introduce su visión religiosa de una lucha entre Dios y el diablo, que no es dualista ni equilibrada, sino que se rige por el lema de que Todo es gracia. Para esta lucha contra las fuerzas del mal, la adolescente Blanca de la Force sólo cuenta con su espíritu de infancia, que es la bienaventuranza de los que se despertarán en el hombro de Cristo, la de los niños humillados, situación que denunció incansablemente Bernanos por Europa. También aporta el escritor a esta historia, sus personales giros narrativos, los cuales se
aprecian desde el comienzo.
El
título responde a una premisa: Un grupo de personas que han decidido morir por
una causa, sin descender de momento a cuál sea esta, ¿de qué hablarán?, ¿utilizarán
palabras convencionales y oportunas, quizás políticamente correctas?,
¿esconderán sus miedos, guardarán para sí los sentimientos? Con un lenguaje
directo, sin reservas de realidad y descendiendo
hasta el límite de cada pensamiento, la obra expresa con realismo naturalista la
capacidad de entrega del ser humano y su superación del límite con la Gracia.
Mártires carmelitas de Compiègne. Estampa de devoción popular. |
Bernanos
logró sustentar los diálogos en una estructura narrativa sin fisuras, a pesar de las lagunas que se desprenden de la documentación histórica. Blanca de la
Force, una joven de alta cuna, pide a su padre que la lleve al convento de Compiègne porque se siente llamada por Dios para entrar en el Carmelo. La priora entiende
que en realidad no tiene vocación, sino el capricho de niña malcriada. Por esto
impide que Blanca pueda realizar los votos. La priora también solicita a la
comunidad y a su anciano capellán que, tras su tránsito, tampoco ellos le
permitan entrar en la orden. Al final fallece la priora, tras una agonía
recostada en el pecho de Blanca, sin que esto le abra las puertas. Pero Blanca, auténtico corazón de carmelita, no abandona. La fama de ilusa y despistada que le
crean las otras novicias no le favorece a sus intenciones de entrar en el
Carmelo, para lo cual sólo requeriría al anciano capellán como testigo de sus promesas.
Pero una tarde, el Comité revolucionario irrumpe en la clausura del convento
para comunicar que el edificio y las tierras pasan a pertenecer al pueblo
revolucionario. También les anuncia que las religiosas dentro de un plazo, han
de integrarse al resto de la población, dejando de vestir sus hábitos y
viviendo en grupos de no más de dos personas, bajo la pena de guillotina en
caso de no cumplirlo. Y para acabar, el Comité indica que Blanca, dejando
entrever que ha habido una gestión familiar, al no haber realizado aún sus
votos, puede regresar con su padre. Los diálogos de gran belleza sobre el valor
de la entrega de sí mismas se suceden. Aprovechando una ausencia de la priora, quien no quiere que sus hijas asuman más compromisos, las
religiosas se reúnen. En la asamblea deciden no sólo no renunciar, sino realizar un voto más, la
del martirio. Blanca se encuentra presente y, pese a realizar un ademán de esconderse, también realiza el voto. Llegado el tiempo, los revolucionarios asaltan el convento y las religiosas son apresadas, salvo Blanca, que se ha fugado, vertiendo la vergüenza de su cobardía sobre toda la orden. Las religiosas son juzgadas y condenadas a muerte. Inician la subida una a una al Cadalso, uniéndose cada una al himno entonado por
la precedente, y silenciado respectivamente, del Veni creator. De la comunidad primigenia parecen
haberse librado de la guillotina el anciano capellán y la joven Blanca. Este es
el punto en que debemos remitirnos a la lectura del libro reseñado.
Vale la pena no desperdiciar la oportunidad de disfrutarla al menos una vez en la vida, aunque con
una reserva: Si es Vd. joven y su preocupación es la del siglo, no lo haga
ahora. Haría bien en esperar unos años. La razón es que los diálogos de este libro se construyen sobre la
base de conceptos indeterminados, conceptos en blanco referidos al valor de las
cosas que se entregan, que se renuncian, etc., conceptos que se han de llenar con
las propias experiencias vitales. Por esto a partir de la edad madura podrá leerlo con frutos.
En caso de que tenga gran interés, la solución está en leerlo en más de una ocasión.
Si lo hace, comprobará que ninguna lectura es igual. ¡Cuánto cambiamos mientras
existe el tiempo!
lunes, 27 de octubre de 2014
El juez
Hank Palmer, un abogado de Nueva York que está en pleno triunfo de su carrera, le comunican que ha muerto su madre. Regresará al sur, a una pequeña localidad de Indiana, donde encontrará a su padre, Joseph Palmer, que ejerce de Juez en la población, con quien no se habla desde hace veinte años, a sus hermanos y a una antigua novia que le lleva esperando, no literal, sino sentimentalmente, todo ese período. La misma noche del funeral, el padre es acusado de asesinato de un joven al que había juzgado. Hank será el encargado de defenderle.
Para este drama judicial, la Warner Bross ha realizado un esfuerzo con el que encara el disparo de salida para los premios de la Academia. Para ello tiene entre sus intérpretes, a dos galardonados con la estatuilla. Robert Duvall (Gracias y favores, 1983) en el papel de juez, y Billy Bob Thornton (guión adaptado de Sling Blade, 1996) que hace el papel de fiscal.
En este film se nos muestra como a incomunicación hace que una familia que un día fue feliz, levante témpanos de hielo entre sus miembros. La historia de relaciones personales en un pequeño pueblo del sur es compleja pero los distintos ritmos narrativos permiten asimilarla con sentido. El guión, desde la trepidación del trhiller, transita hasta la contemplación del drama en el que, están avisados, hay quien precisa pañuelos.
El viaje de tu vida
Cuando contaba con sólo veintisiete años, la australiana Robyn Davidson realizó una larga travesía. La futura escritora cruzó el desierto central del país oceánico, haciéndolo acompañada únicamente de cuatro camellos, de su perro, de un guía aborigen y, a tramos, de Nick, un fotógrafo de National Geografic.
El género al que pertenece El viaje de tu vida es el de las road movies. Pero no es una cinta al uso de esta categoría. Lo característico de las películas de carretera es que el protagonista viaja físicamente, pero también lo hace interiormente. Por esto alcanza su destino con mayor madurez que cuando partió. Por ejemplo el granjero que se va reconciliando progresivamente con su hermano que se está muriendo en Una historia verdadera (1999) o el viaje de Ernesto Guevara en su último curso de Medicina, en que va observando distintas condiciones de vida en Historias de una motocicleta (2004). Quien va madurando conforme avanza el relato en El viaje de tu vida es otro personaje.
La fotografía de Mandy Walker hace del cielo, un personaje omnipresente. En unas ocasiones, se muestra hospitalario, en otras, opresor. Su ciclo de luz va marcando las jornadas de camino. En realidad es cielo el protagonista.
La escritora Robyn Davidson y la actriz Mia Wasikowska que le da vida en la película |
Acercándonos al quid de la película por descarte, seguro que tampoco es un thriller. El guión está basado en el libro Tracks de la propia escritora Robyn Davidson. Sobre los peligros que corrió en el desierto, uno algo sufre por la vida de la escritora. Pero conociendo con anterioridad cuál es la fuente del guión, su salvación aparece previsible. Máxime si aparece risueña durante la posproducción con la actriz que la encarna en la pantalla.
Por tanto es una buena cinta para espectadores que busquen propuestas estéticas. En este sentido El viaje de tu vida ha llegado para quedarse.
sábado, 18 de octubre de 2014
Chesterton: Nacer en una familia es un cuento de hadas
En busca de la belleza del modelo de familia
Chesterton contestó los ataques
contra la familia provenientes de intelectuales de su tiempo (Nietzche, Bernard
Shaw, Conan Doyle) en sus obras Herejes (1905) y La
superstición del Divorcio (1918). Nos encontramos casi un siglo después a
las puertas de un Sínodo que versa sobre la pastoral de la familia en la
evangelización. Pese al tiempo transcurrido, esa institución no deja de
suscitar cuestiones. El
presente artículo tiene como objeto presentar el pensamiento de Chesterton
sobre la familia.
Chesterton afirma de forma
taxativa que los que atacan a la familia se equivocan. Pero también dice que los
que defendemos ese concepto porque pensamos que es pacífico, agradable y
unánime, también nos equivocamos. “Hay otra defensa de la familia que es
posible” y para él evidente: “esa defensa es que la familia no es pacífica ni
agradable ni unánime”.
El
momento en que nos encontramos a la familia por accidente
En la vida hay momentos en que
tenemos el control. Nosotros hacemos nuestros amigos. También nosotros elegimos
nuestros enemigos. Pero la familia nos viene dada al azar. De ahí, la riqueza y
diversidad de esta, pero también las
divergencias entre los miembros.
De esta forma nuestro hermano
George no está interesado en nuestras preocupaciones religiosas, sino que todo
su mundo es el Trocadero Beach Club. Eso nos hace pacientes, viendo en George,
lo que le preocupa a toda la Humanidad.
Nuestra hermana Sara quiere ser actriz.
Esta actitud de Sara sigue poniendo a nuestra familia dentro de la Humanidad.
Nuestro tío Henry no aprueba las
ambiciones de Sara. También tío Henry hace que esta familia se parezca a la
Humanidad.
De ese modo las familias son
desagradables. Los familiares- insiste - son cargantes por los mismos motivos
que la Humanidad es cargante. George es superficial igual que la Humanidad.
Sarah es soñadora y poco práctica, igual que la Humanidad. El tío Henry es
estúpido, como la Humanidad … y viejo, igual que la Humanidad.
Las
favoritas de G.K.C.
Durante su vida Chesterton dirige
su afecto especialmente a las familias víctimas de las injusticias del capitalismo.
Porque ve que tienen defectos, es decir, porque verdaderamente tienen razón los
que atacan a la familia, es por lo que Chesterton la considera la institución perfecta.
Orgullosos
de nuestra familia
Para que, quienes vivimos en una
familia no pacífica, divergente o desagradable, elevando la autoestima pasemos
a vernos – no es necesario transformarla- como la perfecta familia, el consejo
de Chesterton, seamos adultos o niños, seamos la parte fuerte o la parte débil,
es la siguiente operación:
1. ceder el control, renunciar
uno a su parte y
2. cambiar el punto de vista al del
más vulnerable.
Si has
vivido, lector, en una familia y persistes, ya conoces la operación –
renunciar, ceder, adoptar el punto de vista de otro, abandonar el control. En
definitiva, se trata de hacer de nuestra vida no un libro de metafísica, sino
una novela o mejor, un cuento de hadas. Y si la receta de Chesterton funciona,
deberíamos terminar en ese cuento.
La
trama de toda novela sobre la familia siempre empieza con un romance. Pero al flirtear ejercemos un cierto control. Eso
depende de nosotros, por ello la aventura suprema viene a ser …
Nacer,
algo verdaderamente nuevo
Aquí tenemos algo que no
habíamos soñado: Nuestro padre y nuestra madre están al acecho y no nos dejan
ni llorar tranquilos (“qué tendrá”, “es hambre”, “qué le pasará”, “está destapado”, “tiene frío”, “tendrá sed”,
“es propio de tu familia”) y saltan
sobre nosotros, como los bandidos de entre el boscaje. Acto seguido vemos por
primera vez al tío George. Y nuestra tía Sara parece, toda nervio, un rayo
sobre el papel azul oscuro de la habitación. Y sobre ese azul veremos cambiarse
el sol ¡cada día!, porque “oh mundo de los mundos”, ese sol volverá mañana y
por eso graba en el verde oscuro con letras de fuego ¡See you tomorrow! De eso,
Chesterton tiene una buena explicación: “Cuando ingresamos en la familia por el
acto de nacer, ingresamos en un mundo que es incalculable, un mundo que podía
vivir sin nosotros, un mundo que no hicimos nosotros.” Y esto, lector, es la
definición exacta de cuento de hadas.
Es en este cuento que no
escribimos y cuyo orden no dispusimos, que nos sorprendemos sin tener el
control. Habiéndolo abandonado,
aceptamos la familia que nos tocó al azar. Y la que ya no era pacífica, sino
desagradable y divergente, ahora es la familia más perfecta que pudiera existir:
la tuya. Y nos sentimos orgullosos de ella.
* * *
En el próximo Sínodo
Extraordinario sobre la pastoral de la Iglesia en el contexto de la
evangelización reflexionaremos sobre la familia. Nos preguntamos si es
aplicable el pensamiento de Chesterton. La respuesta depende en si podemos ver
la Iglesia como una familia. Y en caso afirmativo, ¿es una familia agradable,
pacífica y unánime – tal como a veces nos gusta presentarla?, ¿cuándo nacimos en
ella, habíamos dispuesto nosotros su orden? Abandonar el control del entorno y
la necesidad de elevar la mirada son las recetas de Chesterton. Y la del
redactor es ir a la fuente: leer a Chesterton. Esta es una de las mejores
recomendaciones que les puedo ofrecer.
Publicado en Aleteia, 15-10-14.
viernes, 17 de octubre de 2014
Chesterton, la función de educar a los hijos
Que nadie usurpe esa función
El
escritor inglés Gilbert K. Chesterton (1874-1936) trató en diversos ensayos sobre
la familia. En la actualidad, la Iglesia ha convocado un Sínodo Extraordinario cuyo
objeto es la pastoral en ese campo. Estamos publicando en aleteia una serie de
artículos sobre el pensamiento de Chesterton acerca del modelo familiar. El presente versa sobre los niños en la
familia.
Tras la I guerra mundial hubo un
tiempo de escasez en Europa. En ese marco de pobreza, a Chesterton no le parece
rentable que para el trabajo que queda sin hacer, se contrate a otras personas.
Ese es el mecanismo de una costumbre arraigada en las familias inglesas, el
cual consiste en incorporar a la casa diversas profesionales: asistentas,
planchadoras, niñeras.
Las sustituciones sucesivas
Para el trabajo del hogar se contrata una asistenta,
plantea Chesterton. Esta a su vez debe pagar a alguien para que haga esa labor en
su casa. Y así sucesivamente. De esta forma se satisface el viejo sueño
capitalista de un infinito acopio de asistentas.
También está la planchadora. Lo
intolerable, dice Chesterton, es que acabemos haciendo la colada de otros,
sobretodo si visten delantal.
Y la niñera. Lo gracioso de esta
profesión es su gramática. Niñ- es un
genérico que tiene regusto a “colectivos de niños intercambiables”.
Pero el niño no precisa tanto de
una niñera, sino de la más individual atención de los individuales padres al individual
niño.
Sólo las cosas destruibles y
partibles se pueden intercambiar. A nadie se le ocurre ir a una escuela y decir
“Póngame veinte centímetros de niño”. Posiblemente saldría en todos los
periódicos. Además de la ignorancia que supone no saber dónde empieza y termina
un niño. Por ello a la par que individual, el niño es indivisible. Y su
educación es la función menos intercambiable de la familia.
La
familia es insustituible
Pero ese principio corre
peligro. En la educación temprana los padres son amateurs, con un conocimiento
basado en las experiencias. A continuación aparece el oficialismo de los
padres, muy rígido en la acción y más amoroso en el propósito.
Después llega la escolarización.
La educación moderna está basada en que un padre tiene más posibilidades de ser
cruel con su hijo que cualquier otra persona.
Así una madre no es siempre
sensata en cuanto a la dieta de su hijo, así que la escuela lo entrega al
doctor Crippen. Se opina que un padre no enseña a sus hijos la moralidad más
pura, así que lo pone bajo la tutela de Eugene Aram.
Debemos hacer una breve
explicación. Chesterton acaba de poner a cada niño en manos de sendos
delincuentes conocidos en su época. Hawley Harvey Crippen, el dietista, era un
homeópata americano que fue ahorcado por el asesinato de su esposa. El
encargado de la moral del niño, Eugene Aran, fue un maestro sospechoso de
fraude, que además mató a su cómplice, siendo por ello ejecutado.
Esto nos sitúa en un escenario
de mal pronóstico: Se presume que son más crueles los padres que aquellos
conocidos criminales. Y eso es como pensar que, al robar unos lobeznos, la loba
no los defenderá. Por ello cuando el principio coercitivo complete su proceso,
cualquiera será considerado bueno para educar a nuestros hijos, cualquiera… menos sus padres.
Pero Chesterton, como el conejo
que el mago saca de la chistera, nos sorprende con una generosa cantidad de
optimismo. Para ello hace un giro de 180 º y nos remite a un modelo de familia,
siendo una, en la que Dios fue educado, creciendo en estatura, sabiduría y
Gracia.
La solución se ve al revés
Cuando una imagen la han girado,
entonces hay que hacer la operación inversa. Eso es lo que sucedió con la
familia en la civilización pagana. El Cristianismo- dice Chesterton- es la revolución más asombrosa que se haya
imaginado nunca. Pero esa gran fuerza no destruyó el mundo pagano. Sólo lo
invirtió. Es decir, “no negó la tríada de
1. padre, 2. madre
e 3. hijo;
simplemente la leyó al revés, convirtiéndola
en
3. hijo, 2. madre y 1. padre.
Eso no se llama ya familia, sino
la Sagrada Familia”.
¿Qué enseñanza aprendemos de
Chesterton para la educación de nuestros hijos? Más que enseñanza es una
actitud: mirar arriba, sea en la postura que sea, porque muchas cosas se
vuelven sagradas al darles la vuelta patas arriba. Y María, que guardaba aquellas
cosas en su corazón, tendrá la mirada puesta en la Iglesia.
Ese reflexionar sobre la belleza
y los valores de la familia, junto con llegar a aquellas que están pasando situaciones
difíciles, ha motivado al Papa a convocar el Sínodo Extraordinario en la
Iglesia. Con esta serie de artículos, queremos acompañarles en ese camino. Es
ambicioso, pero creemos que vale la pena: Chesterton conoce su oficio y … ya empezamos
a ver las cosas.
Publicado en Aleteia, 5-10-14, con el título
Chesterton: ¿Cómo el Cristianismo salvó la familia? ¡Dándole la vuelta!
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